Estampas
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Miércoles, 6 de abril de 2022
Hoy cumplo setenta años. Un amigo querido me trae de la isla pavorosa el mejor regalo, las primeras ediciones de Fuera de juego, de Heberto Padilla, Un oficio del siglo XX, de Cabrera Infante, El regalo, de Nelson Rodríguez y Celestino antes del alba, de Reinaldo Arenas. Además, los Cuentos cubanos de lo fantástico y lo extraordinario, y las formidables traducciones cubanas de El guardián en el trigal, de J. D. Salinger; Tres mujeres, de Robert Musil y Figuras infernales y otros cuentos, de Ryunosuke Akutagawa. Es un regalo difícil de superar. Aunque, como cumplo setenta, merezco y se impone un sesentaynueve último de esa edad.
Es un día extraño. Desde que desperté todo me llega a través de una neblina, como después de atravesar capas de escritura. Yo soy un hombre que se escribe, todo lo demás es vano. Hace mucho tiempo escribí un libro en el que, al final, los protagonistas llegan al fondo de una negra fosa abisal, y allí, encuentran una puerta de páginas que da acceso a un lugar en el que se puede ser de palabras, y en consecuencia, vivir sin miedo.
Así sea.
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Martes, 5 de abril de 2022
La buganvilla de la Casa Pilatos y sus jardines y sus fuentes y su Palas Atenea. ¿Cuántos años debe tener esa buganvilla? Leo que viven treinta años. Pero. Paseamos por el barrio de Triana, y la nao y la Catedral y su piedra postrera y La Giralda y la Torre del Oro y la Maestranza sobre las aguas. Qué mujeres reales y bocas rojas. Sangre, saliva, uros, huesos, y esperma de guerreros en los muslos del aire. Cruzo la calle para ver de cerca la placa que ha dedicado la ciudad a la madre de los hermanos Machado. ¿Cuántos años tardarán en poner una placa así en la casa donde nació nuestra madre en La Habana? Sólo entonces tendrá salvación la ciudad apestada. Y la hierbabuena y la albahaca. Llegamos al Patio de los Olores o del Real Alcázar. Anochece. El tiempo ha muerto y el coño de la ciudad se va aterciopelando. Cenamos en una taberna clamorosa, febril y deshuesada. Y hablamos varoniles del penar de los hombres y es de jamón del bueno la noche milenaria.
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Lunes, 4 de abril de 2022
Vamos a Málaga y Sevilla. Ya en el avión, compruebo que ha aumentado mi rechazo a la gente. Me produce un característico malestar estar rodeado de gente ¡y a tan poca distancia! ¡Y en una situación de la que no puedo escapar! Mientras más cerca las tienes, mejor percibes lo grotescas que son. ¿Fobia a la especie? No digo que no. En Málaga, la presentación de Molde roto, un libro ineludible para los amantes del flamenco, y sobre todo ineludible para los que no lo aman. A ver si aprenden. Abrazo a mis queridos María Elvira y Ramón (eso ya justifica el viaje) y luego juerga flamenca que para mi es siempre un perenne Buana Buana King Kong.
En la mañana, en el tren a Sevilla, Esther Vilar. Qué mujer genial, mientras más la leo más conozco al mujerío. Durante el viaje, la misma sensación de malestar, demasiada gente y demasiado cerca. Almuerzo en Casa Román. Bien. La manzanilla del aperitivo. Paseos. La gentileza, la exuberancia, la alegría de los andaluces. Comparada con Sevilla, Barcelona es un barracón engreído, un chirrido de uñas en el encerado.
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Miércoles, 30 de marzo de 2022
Creo que he dicho que estoy escribiendo un libro sobre mis perros. Pocas personas me han hecho más feliz que mis perros. Creo sinceramente que mis conversaciones con mis perros (o con mi amado gato amarillo, que ya caza en las oscuras praderas, y al que recuerdo todos los días con gran tristeza) tienen un mayor rango intelectual y hasta espiritual, sea eso lo que sea, que las que tengo con seres humanos. Todo lo humano es en el fondo farsa, fingimiento, cobardía y falsedad. Nada de lo que dice un ser humano es esencialmente cierto. Por el contrario, todo en mis perros es verdad. No es culpa de los humanos, aclaro. Estamos incapacitados para vivir sin fingir y sin mentir, para vivir con la verdad. La actuación es nuestro campo de operaciones vital. No hay forma de tener una relación real y verdadera con un ser humano. Nunca se sabe con un ser humano. Pero siempre se sabe con los perros.
Por otro lado, ningún perro será nunca un Castro, un Hitler, un Stalin, un Pablo de Tarso o un Mahoma. Por sólo mencionar grandes asesinos ideológicos o religiosos. Cuando amigos o conocidos (de izquierda o derecha: ambas destacadas categorías de la imbecilidad humana) despotrican contra los perros los compadezco porque sé que son gente solitaria, temerosa de una relación real, verdadera, honesta, que sólo se puede tener con un perro.
La mayor aspiración de la sabiduría humana, el logro superior del pensamiento filosófico de la especie, aconseja vivir el momento, ya que la vida carece de sentido y sólo hay presente. Meta espiritual e intelectual humana alcanzada por muy pocos, si alguno. Meta que es el estado natural de un perro. Que sólo, sabiamente, vive el presente. Y luego nos llamamos a nosotros mismos especie superior.
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Martes, 29 de marzo de 2022
“Se podría objetar en este punto que las mujeres se deciden por los niños y no por la profesión porque les gustan los niños. A lo que se replicará que una mujer no es capaz de un sentimiento tan grande como sería el puro amor a los niños. La prueba es que casi ninguna mujer se ocupa de los hijos de los demás, sino sólo de los suyos. Una mujer no adopta un hijo de otra mujer más que cuando, por razones médicas, no puede tenerlos propios (e incluso en ese caso agota antes todas las posibilidades de tenerlos, incluida la fecundación artificial con semen de un extraño). Aunque los orfanatos de todo el mundo están llenos de deliciosos niños necesitados de ayuda, y aunque la televisión y los periódicos publican diariamente las cifras de los pequeños indios, los africanitos y los sudamericanitos muertos de hambre, las mujeres –que fingen amor a los niños– prefieren meter en casa a un perro o un gato que un huerfanito abandonado. Y aunque en cualquier buena revista se puede uno informar de la alta cuota de anormales engendrados cada año (el 1,66 por ciento de todos los niños que nacen se compone de hidrocéfalos, seres carentes de miembros, ciegos, sordomudos, cretinos, etc.), las mujeres como si les obligara a ello un hechizo perverso, siguen trayéndolos al mundo imperturbablemente. Cuando una de ellas da a luz un monstruo así, no se siente en modo alguno desenmascarada en su egoísmo, ni menos responsable: nuestra sociedad la va a venerar como mártir por haber dado a luz un monstruo. Se habla con el mayor respeto de la mujer que trae al mundo un oligofrénico, y si no tiene todavía ningún hijo sano le engendrarán enseguida un niño “normal”, como el de las demás mujeres, con el objeto de demostrar la salubridad de ella .”
Esther Vilar, El varón domado.
La señora Vilar es un gran antídoto contra el actual y asfixiante totalitarismo genérico y bienpensante. A ver si hay huevos y se la reedita.
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Domingo, 27 de marzo de 2022
El señor Nuñez Feijóo está incapacitado para gobernar España. También para encabezar un PP donde existen líderes como Díaz Ayuso y Cayetana Álverez de Toledo. Feijóo es primero gallego. Ayer soltó una de esas gilipolleces tribales típicas ¡cómo no iba a querer a los vascos si tenía un hijo con un 25% al menos, de genética vasca! Pero. No se puede amar a los vascos, ni a los ucranianos, ni a los árabes, ni a los esquimales. Sólo se puede amar a los seres humanos ¡de uno en uno! Nunca en masa. Es imposible.
Es simplón hablar de amar a los vascos, y es maligno hablar de genética vasca. La política española se ha envilecido durante décadas por las concesiones a lo tribal. Hasta el punto, de que hoy su objetivo no es servir a la Nación española y a los españoles libres e iguales, sino a la ficción de una España multinacional y de genéticas varias. Lo único que hace el señor Feijóo cuando suelta esa monserga de la genética vasca es mandar el mensaje a los nacionalistas vascos de que con él en el Gobierno de España, no tienen porqué preocuparse. Toda la desigualdad institucional, toda la discriminación que sufren los ciudadanos españoles libres e iguales españoles, permanecerá intacta.
En Israel, hace unos años, conocí a ciudadanos israelíes que se declaraban primero judíos, antes que ciudadanos israelíes. La misma superstición religiosa (qué es la tribu sino una religión), el mismo oscurantismo identitario asola la España de las sectas autonómicas y no habrá solución para la decadencia española hasta que no se suprima el virus tribal y se imponga la igualdad ciudadana, española y única.
El señor Feijóo no es, resulta evidente, la persona indicada para sacar a España del estercolero de desiguadad y xenofobia en el que se halla, y conducirla con mano firme a las soleadas, fértiles y apolíneas praderas de la ciudadanía.
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Viernes, 25 de marzo de 2022
Encuentro un reportaje que procede del Archivo Histórico de Revistas Argentinas. Se titula Esther Vilar, La Vergüenza Nacional, así, en mayúsculas. Y en cuanto lo veo, comprendo que como escritor he logrado poco o nada, que si el país donde naciste no te dedica un titular como ese no eres nadie como escritor. Al margen de que no comparta algunas de sus opiniones (otras sí), a medida que leo sus libros (ahora estoy con Modelo para un nuevo machismo) aumenta mi admiración (y mi envidia) por esta mujer. No por su escritura, que carece, creo, de luz subterránea y hueso lúcido. Por su inmenso coraje. Porque alcanzó lo que para mí es el máximo, el más prestigioso galardón que puede otorgar a un escritor su país: considerarlo una vergüenza nacional.
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Jueves, 24 de marzo de 2022
Acabo de corregir mi Debajo de la mesa; preparo una edición española. Aún me emociona aquel pobre infeliz que fui, no sé si es una buena señal. Alguna reescritura, aquí y allá. Cambio de lugar un capítulo. El libro quedará muy bonito, me gusta la portada y el diseño interior, sencillo y elegante. A quien pueda interesar: considero esta edición final y definitiva. Me despido de mi en la isla. Lo escrito debajo de la mesa es lo único que queda de mi vida en la isla. Menos mal.
Esta sosegada convicción y mis lecturas y algunos platos que he cocinado la última semana me han ayudado a sobrellevar con cierta dócil resignación estos días fríos y grises de marzo.
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Miércoles, 23 de marzo de 2022
Ayer, hace veintisiete años, murió mi madre. Mi hermano le llevó sus girasoles. Veintisiete años. Pero. Sus girasoles.
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Martes, 22 de marzo de 2022
Recuerdo aquellas tardes en el Parque Lenin, lo único positivo que se puede decir de Lenin es que nos reuníamos en un lugar que llevaba su nombre, a leer nuestras obras: poemas, obras de teatro, cuentos, fragmentos de novela. Éramos un puñado de niños (en todos los sentidos). Arenas, los Abreu, Luis de la Paz. En aquel parque espantoso se leyó por primera vez La perlana, una novela de Nicolás que, aún no lo sabíamos, era lo más original que se leería en ese parque ya histórico (literariamente), incluyendo lo leído por Reinaldo. Y Rey leyó fragmentos de El central, Otra vez el mar y El asalto, entre otras obras maestras.
Ahora se ha publicado una nueva edición, la edición definitiva, de La mujer sin tetas, que incluye y engrandece La perlana, y es la única novela, que yo conozca, donde los protagonistas principales son dos novelas, un tumor maligno y una voz sufriente que se niega a claudicar ante nuestra suerte (la de la especie) y proclama que la imaginación es el bien supremo y que aún en el horror se oculta un hermoso e inclasificable canto. No se ha escrito en la isla pavorosa una obra más original que La mujer sin tetas desde Celestino antes del alba.
La literatura cubana debería, qué optimista soy, estar hoy de fiesta.