Estampas
5013
Sábado, 28 de mayo de 2022
Sepan que estoy revisando el último año del segundo volumen (2015) de mis Emanaciones. Espero que se publique muy pronto y no saben, después de tan larga espera, lo feliz que me siento.
Y el martes 17 de febrero, encuentro esto de Camille Paglia, que debía grabarse en el mármol de la libertad de toda mujer española, y de todo homosexual español, sometidos hoy al envilecimiento colectivo impuesto por un grupo de chochos trepadores, de mujeristas chochocráticas, de mariquitas llorones y de lesbianas sentimentaloides.
“Ni las mujeres ni los gays deben suplicar protecciones especiales o tratamiento preferente. El circo es el reino social, separado de la naturaleza, pero formalizando ritualmente las agresiones de la naturaleza. Mi posición libertaria es la de que, siempre que no haya violencia física, la conducta sexual no puede y no debe ser legislada desde arriba, que toda intrusión de las figuras de autoridad en el sexo es totalitaria”.
“La ley definitiva del circo sexual es la responsabilidad personal y la autodefensa. Debemos estar preparados para desenvolvernos solos, sin la seguridad infantilizante de apoyos externos como los consejeros de traumas, los comités de quejas y los tribunales de leyes. Yo digo a las mujeres: meteos en el fango, en el reino de los sentidos. Luchad por vuestro territorio, hora tras hora. Aguantad los golpes como hombres. Yo exalto la personalidad pagana del deportista y del guerrero, que pertenecen a la cultura de la vergüenza más que a la cultura de la culpa, y cuya ética es el candor, la disciplina, la vigilancia y el valor”.
5012
Viernes, 27 de mayo de 2022
Hoy mi pito, no más abrí los ojos, asomó la cabeza.
–Oye, eso que pusiste ayer, fue una exageración, y me hizo quedar mal.
–El qué.
–Lo de que me torcí en Málaga.
–Pero te torciste, ¿no?
–Hombre, ni se notaba, seguí metiéndome en todas partes, nadie se quejó. Eres un exhibicionista.
–Miren quién habla.
–Y un llorón.
–Sólo quería compartir algo íntimo con los lectores.
–¿No será que estás chocho y ya no tienes nada interesante que escribir?
–Podría ser.
–Con tantas historias maravillosas con tantas aventuras que has corrido gracias a mí vigor, estoicismo mi sentido del deber, mi generosidad (dónde no me habrás metido) y mi grandeza.
–Pero si no me quejo de ti, sólo digo que te torciste un poco…
–En ninguna parte de ese bodrio llorón que escribiste dice que fue sólo un poco.
–Es verdad. Pero no quería que los lectores pensaran que estaba quitándole importancia al asunto.
–Já. ¿Y qué hay de lo de decir la verdad, de todo tu cacareo contra la ficción? Qué farsante.
–Bueno, ¿ahora me vas a decir lo que tengo que escribir?
–No, pero no empañes mi reputación exagerando. ¿Torcido yo? ¡Pero si ni se notaba!
–Bueno, bueno, no es para tanto.
–Tú concéntrate en follar más, últimamente follas poco.
–Follamos poco.
–Por tu culpa. Yo siempre estoy listo, ya estoy harto de tanta paja, que lo sepas.
–Es la edad.
–Pero qué edad ni qué edad me tienes a mí siempre duro y listo para la batalla, eres tú el que no me ofreces la variedad y la frecuencia que antes ponías a mi disposición.
–Lo cierto es que ya no me apetece como antes salir por ahí a buscar donde meterte. Prefiero quedarme leyendo o viendo la televisión.
–Santocielo. Estoy perdido. Por qué no te operas y te pones chocho, está de moda, y sabes que siempre he querido ser puta.
–¿Pero has enloquecido? Pensaba que te gustaba ser polla y ¡primer cerebro!
–Me encanta, pero si tú no follas, qué sentido tiene. Mejor chocho en uso que polla descatalogada.
–Vamos, tranquilízate, te prometo buscar donde meterte, chochos variados como te gusta.
–¿En serio?
–En serio.
5011
Jueves, 26 de mayo de 2022
No sé si les conté que, hará un par de años, en Málaga, se me torció el pito. Quiero decir que de pronto, tumbado en la cama del hotel y desnudo y las piernas bien abiertas y el airecillo acondicionado, y recién corrido, me miro el pito lleno de orgullo como suelo mirarlo, y lo veo torcido. Una ola de terror, como dicen los literatos, me invadió. Mi maravilloso, mi perfecto pito, ¡torcido! En cuanto regresé de Málaga, fui a un especialista en pitos y me dijo que era algo común. Que hay muchos hombres que nacen con el pito torcido. Pero que mi caso era otra cosa, también común, un tejido que se calcifica y causa ese torcerse del pito. El doctor me masajeó un poco el pito, más de lo que pareció necesario, y me dijo que podía empeorar y requerir incluso una intervención quirúrgica, o podía ir remitiendo. Que si me molestaba o impedía follar. Preguntó. Nada de eso, respondí, pero mentalmente estoy devastado, usted comprenderá. Él asintió, cariacontecido.
A partir de ese momento me pasé una larga temporada mirándome el pito, vigilándolo de cerca. ¿Y si se torcía más? Pero. Ya lo dijo el viejo Esquilo (cito de memoria): “No hay mal, por terrible de decir que sea, que no pueda soportar la naturaleza del hombre”. Pasó el tiempo y aprendí a vivir con el pito torcido. Hasta que hace unos días, me hallaba toqueteando el pito por debajo del pijama mientras miraba a Bosch, cuando me di cuenta de que estaba otra vez perfectamente recto. ¿Desde cuándo? No lo sé. Pero puedo anunciar aquí que mi glorioso pito ha recuperado no sólo toda su belleza estética, también su contundencia rectilínea.
Pensé que les gustaría saberlo.
5010
Miércoles, 25 de mayo de 2022
Cayeron dos buenos chaparrones. Faltan cuatro minutos para las seis de la tarde. Aún no ha salido el sol. Voy a pasear los perritos. Hoy me he sentido bien. Casi dichoso.
5009
Martes, 24 de mayo de 2022
Hoy he visto a la última adquisición de Pablo Iglesias y debo admitir que no está mal la señorita Verstrynge. Aunque algo tendrá que ver que me gusten mucho las pelirrojas. Las auténticas. Las coño rojo. Esas pelirrojas fake con el chocho de otro color son una desgracia. Uno folla igual, faltaría más, pero qué decepción. El problema con Verstrynge y con las otras señoritas ya desechadas por Pablo Iglesias, es que enseguida comienzan a hablar y a gesticular como Pablo Iglesias (forma y contenido). Lo que me hace pensar que Iglesias en realidad sueña con follarse a sí mismo (no lo culpo, es el gran sueño masculino) y las forja a su imagen y semejanza. Para su vida sexual es una obra maestra, pero para los demás es una tragedia porque follarse a Pablo Iglesias y sobre todo follarse su asquerosa dentadura es, al menos para mí, un muro infranqueable.
Es cierto que del otro lado del muro se paga muy bien. Pero.
5008
Lunes, 23 de mayo de 2022
Instalo el comedero en el olivo. Lo lleno de alpiste. A cada rato echo un vistazo desde donde escribo, a ver si los pájaros ya lo han descubierto. Todavía no, creo. Este fin de semana las niñas se metieron en la piscina. Primer baño de temporada. Era una alegría verlas. La política española es una forma de delincuencia. Qué grotesco puterío sus televisiones. Eso lo pensé por la mañana viendo lo de la visita del Rey Juan Carlos (qué coño es eso de emérito), pobre hombre acosado por la delincuencia independentista comunista y tribal racista española y por ese hijo al que nadie le enseño aquello de Honrarás a tu padre. Antes me gustaba el joven Rey. Pero. Qué mal hijito le ha salido al viejo Rey. Supongo que la plebeya hiper operada y musculada consorte tendrá algo que ver. (La tengo en espera para un eros y política).
Podría reprochársele alguna cosa al viejo Rey (no su afición a las mujeres, salvo su encoñamiento final con la zorra cazafortunas) pero no en un país como España. Cualquier político español de alto rango ha robado y trapicheado más que el viejo Rey. El viejo Rey es un aprendiz comparado la banda de los Pujol, los sindicatos del Partido o los socialistas andaluces; para no hablar de los racistas vascos que por robar se han robado toda una región española. El viejo Rey, en la cuenta final, ha sido muy benéfico para su país. Lo contrario que la peste bubónica política tribalcomunista izquierdista que asola, vulgariza y emputece hoy España.
¡Larga vida al viejo Rey!
5007
Domingo, 22 de mayp de 2022
Léautaud, la escritura real.
Yo buscaba, aún cuando no sabía lo que buscaba, una escritura sin literatura. O con la menor cantidad de literatura posible. Buscaba lo que he dado en llamar una escritura como un hueso lúcido. Una escritura que no se apartara de nuestro ser más orgánico y cuya médula se acercara a la belleza de la veracidad. Una literatura libre de los artificios, falsedades y postureos propios del oficio, y libre de su miríada de efectos. Una escritura alejada de la mirada encapsulada, grupal, ajena al pensamiento compartimentado que separa a la mayoría de los escritores de la feroz intemperie y del campo abierto. Del campo abierto de la escritura real, de la escritura de los hechos, que para mí ha ido siendo, progresivamente, lo contrario de la literatura.
Tuvieron que transcurrir muchos años, décadas, más de la mitad de mi vida de escritor, y sobre todo de mi vida de lector, para encontrar lo que buscaba. Y entiéndase que cuando digo escribir sin literatura debe entenderse mayormente una escritura en la que lo cierto sea lo real. En suma, atreverse a escribir la realidad sin ficción. La realidad de lo que pasa por nuestro cerebro lo menos procesado posible, lo menos empercudido posible por las camisas de fuerza de la cultura, las convenciones, las normas morales y las hipocresías que conforman el ser social. Escribir en íntima intemperie.
Con mi amigo Arcadi Espada, al que también le interesa el tema de la escritura sin literatura, de la escritura de lo real, y en consecuencia de la escritura sin ficción o lo más expurgada posible de ficción, hablaba mucho de estos temas y fue Espada quien me recomendó leer a Léautaud, que pensaba que era el escritor que más se había acercado a esa literatura, a esa forma de escribir sin ficción que buscábamos. Y que yo, a decir verdad, desconfiaba que fuera posible.
Lo primero de Léautaud que pude conseguir en español fue Recuerdos ligeros (“Le Petit Ami”). Curiosamente, aunque suele pasar al descubrir algo en verdad nuevo, el comienzo del libro no me produjo una buena impresión, lo encontré artificioso. Un bibelot, un ejemplo de preciosismo típicamente francés, me dije. Siempre he pensado que los franceses inventaron el erotismo (alabado sea) para no tener que follar. Para evitar las babas de lo real. Pero. Al seguir adelante y llegar al pasaje correspondiente al entierro de La Cotorra quedé absolutamente conmocionado y no podía dejar de repetirme con el mayor énfasis, sosteniendo el libro con manos algo trémulas, qué bruto eres. Y a partir de ese momento, allí al pie de la tumba de La Cotorra, uno de los momentos más reales y desprovistos de ficción de la historia de la literatura, fue escalando Léautaud hasta la cumbre de mi particular olimpo literario, sólo allí acompañado ahora en lo más alto por la Historia de mi vida de Giacomo Casanova, que es el mejor libro que he leído nunca, y naturalmente por mi amado Thomas Bernhard.
Una de las grandes tragedias de mi vida de lector, y de mi vida, es que no exista una traducción completa del Diario literario de Léautaud. En español sólo existe, hasta donde sé, la edición de 2016, de la Editorial Fuentetaja, un hermoso volumen, cuidadosamente editado y traducido, que es en realidad una pequeña selección de 920 páginas de los diecinueve volúmenes y miles de páginas que abarca el Journal littéreire. Como no contemplo la posibilidad de aprender francés, soy muy torpe para el aprendizaje de idiomas, pienso que lo más probable es que muera, soy un hombre mayor, sin leer los diarios completos de Léautaud, lo que significa que moriré triste.
Sin embargo, ahora se me ofrece la alegría de presentar a los que leemos en español los Aforismos de Léautaud, en una edición completa y cuidada. Imaginarán ustedes que para mí no es sólo un honor es además la oportunidad de reencontrarme con uno de mis maestros. De disfrutar de su escritura ósea y lúcida. Llega esta publicación en un momento inmejorable porque la cultura occidental se ve amenazada por dos plagas, la de lo políticamente correcto, y la de las políticas de género, que cual bicéfala peste negra amenaza no sólo nuestra cultura también la posibilidad de escribir libremente, nuestra obligación diría yo, de escribir libremente, de ser no sólo escritores incómodos o polémicos o atrevidos como suele decirse de algunos escritores, sino también y sobre todo escritores insultantes y despiadados con todo y con todos. La mansedumbre, la contención y el deseo de agradar son lo contrario de la literatura. Y son por fortuna lo contrario de los aforismos que aquí presentamos.
Este es un libro, por otro lado, extraordinariamente valioso para los interesados en un tema tan fundamental como el amor y su adjunto ineludible la pasión carnal, las relaciones sexuales, que siempre son de mucho interés para el animalito humano. Es un libro que puede leerse, por qué no, como un manual de consejos para orientarnos en el minado campo del amor y de la sexualidad humana, y especialmente (estemos de acuerdo o no con la mirada con frecuencia misógina del escritor) para ayudarnos a comprender la naturaleza erótica de las mujeres, tan diferente de la nuestra, como queda ampliamente expuesto en estos aforismos.
Los aforismos son considerados por muchos como un género menor, una especie de divertimento. Pero. En manos de grandes escritores pueden convertirse en cápsulas de sabiduría, en vida destilada que llega a nosotros como un sorbo dulce o ácido y siempre, en el caso de Léautaud, real y honesto y desenmascarado. Siempre preocupado por entender y por saber, nunca por complacer. Y aún hay otro aspecto nada desdeñable en estos aforismos del realista francés, el humor. He de confesar que, en más de una ocasión, leyéndolos, me saltó una sonrisa al constatar la ineludible preferencia de Léautaud por la verdad sobre la retórica.
121- Las escenas de amor de las novelas son muy hermosas, cuando los dos amantes, tras sus promesas y deseos, se confunden el uno con el otro. Nada se nos dice nunca del pequeño desorden húmedo que sigue al abrazo, de la suciedad que se produce y del embarazo que de ello resulta. Siempre la retórica en vez de la verdad.Ese apego a la verdad en nuestros tiempos tan literarios, tan novelescos, hace más necesaria que nunca, por una cuestión de salud social y cultural, amén de estética, la lectura de estos aforismos espléndidos, supremamente incorrectos, ofensivos, limpios de paja retórica y llenos de esa higiene moral y de esa sabiduría que sólo pueden alcanzar los talentos verdaderamente grandes y libres.
Como bien decía Thomas Bernhard: “Cuando hay cien que marchan en una dirección, el centésimo tiene que ir evidentemente en la dirección opuesta. Sin preguntarse por qué”. En ese ánimo y en ese espíritu de soledad luminosa, de sanidad y de exaltación del individuo en contraposición a la manada, es que deben leerse estos formidables aforismos. Tal vez, en no escasa medida, nos vaya en ello la libertad.
Prólogo a los aforismos de Léautaud, de reciente publicación.
5006
Sábado, 21 de mayo de 2022
Cinco mil emanaciones. Y contando. Uno de los mayores acontecimientos de la cultura española contemporánea. (Ya conocen mi legendaria humildad). Y, como debe ser, el silencio que las cubre. Lo contrario me inquietaría. La aprobación de los intelectuales y de los literatos de la cultura oficial siempre apesta. En realidad, son muchas más, antes de 2008 estuve dos años más o menos escribiendo en mi blog diariamente. Pero. Sabrá dios dónde estará eso. Eran aquellas emanaciones menos personales, más apegadas a la cotidianidad. A partir de 2008 comencé a emanar en serio (sin tomarme en serio), podría decirse.
Ya he dicho que considero estas emanaciones como una especie de novela (dado que no se pueden escribir ni la verdad ni la realidad) de mi vida. Cinco mil ya. A veces he intentado dejarlo, pero no he podido. Este Juan Abreu de palabras el único qué importa fluye indetenible y lo hará hasta el día final.
5005
Viernes, 20 de mayo de 2022
Después de unos capítulos del gran Bosch aún no tengo sueño y tropiezo con El imperio de los sentidos un viejo clásico japonés que no recuerdo si llegué a ver en su época. Pero lo que quería decir es que, en la famosa escena de la felación, es una pena que se la chupen a un japonés, los japoneses y los asiáticos en general son genéticamente pichacortas y se pierde en la escena con esa ridícula pichita la grandiosidad que otorga al acto una polla como debe ser. Hay algo majestuoso en una mujer que se la chupa a un hombre. Un hombre chupándoselo a una mujer no es lo mismo. Por motivos obvios. Un hombre comiéndose un coño es un descendimiento, una mujer comiéndose una polla es una ascensión y un reinar de lo femenino. Una mujer comiéndose una polla es una diosa de poder, un hombre comiéndose un coño es algo que pretende regresar, que se refugia, que huye. En la película, la japonesa es hermosa y la mujer queda muy bien representada, pero esa pichita nipona es una calamidad y lo echa a perder todo.
Las felaciones son muy raras en el cine, y así seguirá siendo, la alimaña humana es esencialmente hipócrita y miserable y enemiga de la belleza y de la verdad carnal.
5004
Jueves, 19 de mayo de 2022
He visto a la Ministra Montero hablar en televisión de la regla vaginal, y me parece urgente que se incluya la regla cerebral en todo este salpafuera de la Ley de la regla en España. Asunto estrictamente femenino. Como se sabe, los varones suelen padecer diarrea cerebral, pero no regla cerebral o vaginal. ¡Tanto hueleculismo feminista, tanta chochocracia ¡pero no se coge el toro (casi escribo toto) por los cuernos! Qué irresponabilidad. Qué machismo. Ni siquiera el Mequetrefe Motorizado (Echenique) se ha dignado mencionarla. La regla cerebral es mucho peor que la vaginal. ¡Y afecta no sólo a la mujer que la padece (especialmente si es ministra) sino a cualquier ser humano en sus cercanías! La regla cerebral, a diferencia de la regla vaginal, no baja, sube. Hasta 15 veces al mes, y en casos excepcionales ¡a diario! Lo que sin duda es el caso de la señora Ministra Montero. Las declaraciones, intervenciones, leyes, propuestas, entrevistas y por el estilo de la Ministra Montero, sólo pueden explicarse a la luz de la regla mental.
Pobre mujer. ¡Qué alguien haga algo!