Estampas

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Sábado, 7 de septiembre de 2024

Cuando descubro a un autor que me interesa, así Jacqueline de Romilly, intento leer todo lo que puedo de ese autor, así que, como les dije, estoy leyendo La tragedia griega y, además, una conferencia suya que aparece en Nuestras palabras. Educación, mundo clásico y democracia, que ha publicado la editorial Ladera Norte. Acompañan a la de Romilly, una conferencia de Adam Zagajewski y otra de George Steiner. Es un libro muy recomendable aunque triste, porque nos habla de los ideales de una Europa que ya no existe, y que no regresará. Muy recomendable lectura, como he dicho, para comprender lo que fue Europa, la potente luz con que iluminó el camino de la especie y la oscuridad en la que se hundió a partir de que asesinó a sus judíos e inventó y alimentó las tres ideologías (comunismo, fascismo y nazismo) más siniestras y antihumanas de la historia de la Humanidad. Lo único reprochable de Nuestras palabras, es su brevedad. Un tema demasiado grande para tan pocas páginas.


Campo de batalla

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Viernes, 6 de septiembre de 2024

No sabía nada (o tenía una idea muy vaga) del origen de la tragedia y estoy llenando ese vacío cerebral leyendo La tragedia griega de Jacqueline de Romilly. He leído y releído a Esquilo, Eurípides y Sófocles, sobre todo a Esquilo, pero de cómo surgió ¡hace veinticinco siglos! el género que cultivaron con enorme genio, no sabía nada. Siempre he preferido leer los originales antes que a los que se dedican a comentar los originales. La grandeza de la tragedia griega es tal, que, aunque la mayoría de las obras se ha perdido (han sobrevivido una treintena de más de mil) el puñado que conocemos ha bastado para conformar decisivamente el ser occidental. Somos Homero, naturalmente, pero también, en gran medida, la tragedia griega.

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Jueves, 5 de septiembre de 2024

Un futbolista Mir ha sido acusado de “agresión sexual” con “acceso carnal”. Un muchacho guapo, Mir. No tengo la menor idea de lo que sucedió en el chalet donde ocurrió la supuesta “agresión con acceso carnal”. Pero. Tengo una pregunta para la chica involucrada y denunciante. Después de estar de fiesta en una discoteca con el futbolista guapo, y decidir libremente irse al chalet del futbolista; ¿a qué pensaba que iba, a jugar al parchís?

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Miércoles, 4 de septiembre de 2024

Son las doce y diecisiete minutos pero parece el anochecer. Llueve. Acabo de mandar el libro a los muchachos que se encargarán de la composición y el diseño interior. Cierto alivio, pero hasta que no lo tenga en las manos, publicado, no estaré tranquilo. Truena. El perrito no se aparta de mi lado. Escampa. Salgo a poner comida a los pájaros. Y todas las tristezas son lilas, como debe ser.

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Martes, 3 de septiembre de 2024

“Nada hay sin duda más mísero que el hombre de todo cuanto camina y respira sobre la tierra”.

Termino el libro de Romilly.

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Lunes, 2 de septiembre de 2024

Las cinco de la tarde. Me levanto a estirar las piernas. Voy hasta mi butacón de leer y acaricio al perro. Pensaba terminar hoy el libro de De Romilly, pero me senté a escribir (bueno, a reescribir) desde temprano y no he parado. Quiero que Una educación sexual, mi “manual” de superación sexual, salga este mes.

“Cuando a finales de 2009 le pedí que escribiera en Factual le di incrustado en el título lo que en realidad quería: Una educación sexual. No quería una columna ni crónicas ni nada por el estilo. Ni siquiera lecciones. Quería sus exhibiciones, obviamente prácticas. Cumplió. Vaya si cumplió”. Dice Espada, a quien tanto (casi todo) debe este libro, en el prólogo.

Vayan preparándose.

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Domimgo, 1 de septiembre de 2024

El llamado arte de la comida, tan jaleado en la España de hoy, no es y nunca será arte. Por una simple razón: ningún gran arte tiene como fin y destino ineludible convertirse en mierda. Que es lo que sucede con cualquier plato por sofisticado, creativo y hasta hermoso que sea. Cierto que una receta puede perdurar. Pero. No es un objeto artístico. El sentido del arte, pensemos lo que pensemos sobre el arte, es convertir en algo perdurable la materia efímera e inanimada, ya sea papel cubierto de letras o de notas musicales, o un trozo de tela pintada.

El arte efímero no existe. El arte aspira a la belleza, pero también e indisolublemente, a la perdurabilidad.

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Sábado, 31 de agosto de 2024

Estoy leyendo un libro delicioso, Muros de Troya, playas de Ítaca, de Jacqueline de Romilly. Sabrán ustedes que Ilíada y Odisea han sido y son mis fundamentales libros de cabecera. En verdad, la literatura no sólo nace en Homero también muere en Homero. Para gente como yo, el libro de la señora Romilly es maravilloso porque permite acercarse de una manera limpia y familiar al mundo homérico. Acercarse tanto, que leyéndolo he sentido en el rostro el aliento del ponto inabarcable.


Modorra veraniega

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Viernes, 30 de agosto de 2024

Mi consejo a los jóvenes escritores heterosexuales españoles es que comiencen a hormonarse lo antes posible y llegado el momento se pongan tetas y vagina (o lo que sea que les ponen), es decir se corten el rabo. Es la única manera de encontrar editor para publicar sus libros. Yo, a pesar de mi edad, estoy considerándolo muy seriamente. Eso sí, después de completar el cambio de sexo, me metería de inmediato a tortillera. Por cumplir un viejo sueño de todo heterosexual (ser tortillera por un tiempo), pero además porque de tortillera tienes aún más posibilidades de publicar.

Ya lo dijo Shakespeare: “Brindémonos a la época tal y como ella nos ansía”.

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Jueves, 29 de agosto de 2024

Esto, otra vez, porque al releerlo comprendo que es y será hasta el final el lema de mi casa.

Domingo, 13 de agosto (2017).– En las campiñas francesas, sentado bajo un plátano gigante, pienso en la imbecilidad humana y pienso en que lo humano en general es imbecilidad y es bajeza y vanidad y es siniestro transcurrir circular: véase el retorno del nacionalismo a Europa. A mis oídos llega el rumor del río a dos pasos como se dice y se ha levantado una brisa huesuda y terminal. Y pienso, mirándola, (he quitado los ojos del libro) en la llamada realidad en lo ilusoria que es, nadie verá el mundo nadie sentirá el mundo como lo siento yo ahora aquí instalado bajo el monstruoso plátano, nadie lo verá o sentirá de esta manera jamás. No hay salvación ni significado ni designio ni destino ni presencia oculta ni sentido ni paz ni orden ni consuelo ni viaje ni escapatoria sólo hay un hombre que mezcla palabras sentado bajo un árbol y se ha levantado una brisa huesuda y terminal.

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