Estampas

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Viernes, 5 de mayo de 2023

Me entero de que las rampas de ascenso a la Giralda se hicieron para que el almuédano que tenía que llamar a la oración obligatoria ¡cinco veces al día! no pereciera subiendo y bajando, suele el almuédano ser alguien mayor. Creo. Cuando me lo dijeron pensé que hubiera sido mejor que el almuédano se lanzara al vacío, casi cien metros hasta el suelo, y que el ruido al espachurrarse fuera lo que llamara a la oración. Muchos fieles, supongo, lo hubieran agradecido, debe ser insufrible que te llamen a rezar cinco veces al día obligatoriamente. Pero no lo dije, no fuera a ser que alguien se ofendiera. Los religiosos son muy susceptibles. Comimos en un lugar típico con cabezas de toro y eso en las paredes y me hice allí una foto en la que parezco un asesino en serie o algo peor, qué cruel el tiempo (lugar común) con lo bonito que era yo, pero la comida bastante buena aunque nada del otro mundo (lugar común), sobre todo las alcachofas con gambas. Y bebimos sangría muy fría. Y extrañamos la risa de Rocío. Y dentro del lugar fresquito y pocas personas mientras que afuera en la terraza a merced de un calor infernal (lugar común) no cabía un turista más: la gente está loca. Pero qué bonitos los abanicos.

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Jueves, 4 de mayo de 2023

Sevilla tiene un corazón candoroso: los jardines del Parque de María Luisa. Posiblemente, el parque más bello de España. Y tiene sevillanos. Qué gente amplia y gustosa. Y las mujeres, como es la Feria de abril, van ataviadas con esos trajes deslumbrantes que tallan sus figuras, como si hiciese falta. Qué ojos, que cejas qué bocas qué pechos alondrados, quién los oyera cantar. Pegados a mi oído, si no es demasiado pedir. Las mujeres dicen mucho del los lugar en que estás. Las mujeres abertzales por ejemplo, hablan de un lugar sórdido y tenebroso. Las sevillanas por el contrario murmuran en mis ojos y mi cerebro agua cristalina, olor a canciones, pieles pitanza, grupas tenaces y pelambres retintas siempre púbicas, aunque no lo sean. Las veo y lo único que deseo es meter la cabeza. Desde que estoy aquí sólo pienso en hirsutos y renegridos coños. Un coño rasurado es medio coño, como se sabe. Y en el parque de María Luisa, Dios la tenga en la gloria al cuidado de los jardines de Dios. Me detengo ante su estatua y le agradezco su magnanimidad. Gracias María Luisa. Digo. Magnolios, jaboneros, castaños de Indias, acacias australianas, avellanos, fresnos, zapotes, palmeras, jacarandas en flor, fuentes suntuosas y follajes umbríos, álamos blancos, arces, higueras, tilos, naranjos de Luisiana, algarrobos y casuarinas, nísperos del Japón, guayabas, limoneros, laureles, olivos y ficus. Patos, mirlos, grajillas, ánades, tórtolas turcas, pavos reales, gorriones y cisnes. Y todo bajo un cielo apolíneo y los senderos aderezados con una cerámica fastuosa.

Y que tenga que irme. Qué desgracia que la vida sea, básicamente, un irse.


Hoy en Vozpópuli

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Miércoles, 3 de mayo de 2023

Antes de venir a Sevilla, presenté mi Eros y política en Madrid. En el Café Gijón, famoso por su historia y solera, pero que debe encargar a un pintor de verdad (uno que sepa pintar) los retratos de escritores famosos que decoran (es un decir) el lugar. Me acompañaron a la mesa dos mujeres hermosas, espléndidas. Todo fue emocionante para mí. Cuánta gente talentosa, inteligente, guapa y cariñosa quiso acompañarme. Qué texto brillante el de Cayetana. Qué risa tan deslumbrante la de Rocío. Cuántos amigos. Paula y su boca la más lasciva de España. Argudo tan deseada y misteriosa por su delicioso carácter cambiante yo que tantas mujeres he sido, etcétera. Me impresionó especialmente el caso de algunos seguidores de mis emanaciones que habían viajado horas en tren o en coche para estar presentes. Desde aquí les mando un gran abrazo y mi agradecimiento. Les deseo las mejores risas que mi libro pueda brindar.

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Martes, 2 de mayo de 2023

Seguimos jadeantes a nuestro amigo Rodríguez Estacio por Sevilla. Estacio, filósofo y maestro, lo sabe todo de la ciudad no sólo las dulces guedejas y el tierno abanico, también la consistencia del muslo y su baba interior, y lo de la sangre de los toros y el humo de los altares. Este es un hombre que juega al tenis (varias horas a la semana, a pesar de que ya no es joven, pero ¿qué es ser joven?), así que voy echando el bofe como se decía en la pavorosa al tiempo que pienso este es el modelo a seguir si quiero retrasar un poco el momento en que a mi prodigioso cerebro lo alcance la extinción y el benéfico olvido. Jugar al tenis mis rodillas ya no, sin embargo subo al techo de la gloriosa catedral (y de paso aprendo cosas insólitas por ejemplo que ese techo sobre el que estoy de pie y debajo la ciudad albero y grana, ¡se sostiene sobre botijos!) y lo hago con gran entereza y manteniendo el ritmo sólo se me escapan en todo el ascenso un par de resoplidos. Y aún ignoraban mis rodillas que al día siguiente subirían a la Giralda ¡más alto más alto! Cierto es que lo hice a remolque de un grupo de jóvenes nórdicas de pelambre alumbrón y grupa potranca (ese tipo de mujer con la que uno no folla sino cabalga) y llegué casi sin apercibirme al campanario, aupado llevado en nalgandas por aquellas mujeres que más que mujeres eran puertas a la carne primigenia del mundo.

Aunque tampoco es cuestión de quitarme mérito. Subí a la Giralda.

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Martes, 25 de abril de 2023

Mañana nos vemos en la presentación de Eros y política. Todos invitados.

5304

Lunes, 24 de abril de 2023

Hace mucho tiempo que no voy a Barcelona el llamado día de Sant Jordi, sale uno de allí con un hedor a gente y a flor insoportable. Al llegar a España si me gustaba. Cuando aquello era más bruto y mi opinión acerca de la literatura y de los literatos y hasta de la gente era otra. Del mundo editorial y los libreros no, de esos más o menos siempre he pensado lo peor. Claro, la Barcelona de hace veinticinco años era otra Barcelona. Más limpia física y moralmente, y más segura. Hace años que está en decadencia pero desde que la lerda Colau es alcaldesa semeja un vertedero y te atracan en cualquier esquina. La cultura para Colau es una amiga suya meando en medio de la calle. Escribí dos libros que tienen como escenario, como se dice, Barcelona. Uno parecido a un diario y biográfico, Gimnasio, y el otro una novela, Diosa, muy desenfadada sexualmente. Era otra ciudad. Provinciana, porque Barcelona siempre ha sido una ciudad provinciana (comparada con Madrid es una aldea), pero con cierto cuerpo y sustancia. Era otra ciudad, Y yo en sus calles como un joven dragón.

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Sábado, 22 de abril de 2023

Escucho el YiraYira de nuestro primer Espada. Lo recomiendo mucho. Es lo más apolíneo, varonil y antifofo que se hace en la España, tan fofa, de hoy. Me divierto, y aprendo mucho, escuchando a Espada y a su escudera Santos. Pero. Ayer. Espada estaba acelerado y se le notaba: amistad, amor, felicidad y otros inventos químicos y literarios sobre la mesa como si fueran entidades autónomas. O algo peor ¡incorpóreas! ¿Qué sucedía? En el cerebro y la boca de Espada, gran escritor y gran argumentador sinuoso, lo de la amistad, el amor, la felicidad y otros inventos químicos y literarios, sonaban convincentes y hasta parecían lo que no son. Y hablaban de la burbuja del amor como si el amor fuera algo más que una celada química, y del asado de ternera del gordo Samuel Johnson como si fuera algo más que el preludio de una mala digestión. Y luego el optimismo. Pero. El optimismo es un animalito de caza menor. El optimismo es, como el periodismo, un género menor. No existe un gran arte del Optimismo (¡ni de la Felicidad!). Sólo sabemos de los grandes optimistas porque se escribieron. El optimismo no es ni puede ser la argamasa de una vida creativa ni abundante (en el sentido del gran Casanova). El todo se jode en el horizonte es la fuerza motriz de la especie, no el optimismo. El optimismo sólo sirve para el diario, es algo de andar por casa. Y la felicidad a saber qué rayos es. Comámonos los mejores manjares y a las mejores mujeres, vistamos los más delicados trapos; persigamos la risa y el placer hasta treinta segundos antes del todo se jode, en un ejercicio epicúreo no por milenario menos satisfactorio. Muy bien. ¿Y?

No salía de mi asombro escuchando a nuestro primer Espada. Parecía ¡horror! un escritor de ficción.

5302

Viernes, 21 de abril de 2023

Comienzo a leer el espectacular último libro de Simon Sebag Montefiore, El mundo. Una historia de familias. He leído muy poco pero lo leído, apasionante. Siempre he pensado que la Historia humana, sus vuelcos, conmociones, catástrofes o progresos, han dependido siempre de individuos, machos o hembras, no de pueblos u otras supercherías. He avanzado muy poco, pero, la primera impresión que me deja la lectura es que se ha exagerado y generalizado mucho lo de la discriminación (algunas chochocráticas hablan de esclavitud) de las mujeres a lo largo de las eras. Véase que. Hace muchos miles de años…

“En los Andes se halló a una guerrera adolescente enterrada con su lanza hacia 7000 a. C.; de las 27 tumbas de cazadores descubiertas en Suramérica para este período, 11 eran de mujeres”.

“Al tiempo que en Gran Bretaña se celebraban ritos en Stonehenge, tenemos noticias de una de las primeras familias gobernantes: hacia 2500 dominaba en Kish la primera mujer potentada de la que tenemos conocimiento: Kubaba, propietaria de tabernas y cerveceras”.

“La bebida favorita (en Acadia) de hombres y mujeres, producida con cebada fermentada; solía tomarse con ayuda de una pajita, en tabernas regentadas por mujeres independientes. Las chicas de la élite asistían a la escuela y aprendían a escribir tanto sumerio como acadio”.

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Jueves, 20 de abril de 2023

Tengo un grupo de libros, al margen de las nuevas lecturas, y regreso a ellos cuando siento que me estoy vaciando. Hoy abrí uno de Simon Leys y hallé esto:

En noviembre de 1976, cuando murió Malraux, un semanario de París me invitó a escribir una página sobre el tema “¿Qué representó Malraux para usted?”. Yo he pensado siempre que la muerte no es excusa para abstenerse de juzgar. Supuse ingenuamente que los editores esperaban que yo expresara una opinión sincera…, y eso fue precisamente lo que les ofrecí. Se quedaron horrorizados y tiraron inmediatamente a la papelera mi chocante aportación. Y, sin embargo, lo único que había hecho yo, en mi inocencia, había sido repetir lo que ya era evidente para muchos críticos extranjeros juiciosos, desde Koestler hasta Nabokov: Malraux era esencialmente un farsante.

Y ya estoy lleno otra vez.

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Miércoles, 19 de abril de 2023

Sólo consigo escribir como debo reescribiendo una y otra vez hasta que lo escrito alcanza no la perfección que no me interesa sino su forma de ser. Pero. Lo que quiero es escribir directamente como debo. En el tiempo que me quede a ver si lo consigo.

No creo.

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