Estampas

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Jueves, 23 de enero de 2020

Amanecí tristón así decía mi madre tristón desde que murió mi madre no he vuelto a oír esa palabra creo que aquí no se usa mucho. Debe ser por la lluvia y los grandes vientos de estos días la lluvia siempre me pone tristón pero si es lluvia y grandes vientos qué es un gran viento sino desconsuelo mucho más. Al escribir tristón puedo escuchar a mi madre diciendo tristón y hasta puedo ver su rostro al decirlo qué cosa prodigiosa el cerebro. Cuando amanezco así y me ocurre cada vez con mayor frecuencia por lo general mi enorme ego neutraliza la tristeza enseguida me recuerda lo grandioso que soy tanto que, me dice, el olvido no me borrará de la memoria de los hombres gracias a mi obra única y gracias a mi peculiar estilo lleno de furia infantil y de dulzor cortante, me dice estas cosas mi ego y yo me creo toda esa sarta de tonterías y se me pasa la tristeza enseguida y dejo de estar tristón, que decía mi madre. Pero. Cada vez resulta más difícil neutralizar la tristeza mis mañanas tristes con las alabanzas bien intencionadas lo sé de mi ego creo que la tristeza que siento últimamente sobre todo al amanecer es diferente, más que tristeza es una sensación de fracaso. No de fracaso personal entiéndase en ese caso lo de mi ego bastaría para derrotarla es un tipo de fracaso nuevo que nunca que yo recuerde había sentido es un fracaso creo relacionado con pertenecer a la especie, con ser humano.

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Miércoles, 22 de enero de 2019

Lo más divertido de lo del pin parental es que los que se alarman con lo del pin parental son los que llevan toda la vida adoctrinando en las escuelas públicas. Toda la vida adoctrinando en las escuelas públicas tanto han adoctrinado por ejemplo en Cataluña y en el País Vasco que en esas dos regiones españolas ya casi no hay niños españoles sólo niños catalanes y vascos. Yo tengo experiencia de primera mano en lo del adoctrinamiento en las escuelas públicas españolas, niños a los que tenía que armar intelectualmente para que en la escuela pudieran enfrentarse a los maestros izquierdistas que tenían y que en las clases regulares les hablaban de ¡la gran Revolución Cubana y de su ilustre Comandante en Jefe! y de lo malos que eran los israelíes y del calorcillo moral que da ser rojo! A eso se enfrentaban y se enfrentan los niños españoles en las escuelas públicas españolas y luego hay quién se extraña de que en España existan generaciones enteras de españoles ¡sesenta años después! simpatizantes de la dictadura castrista generaciones enteras a las que les parece una gracia la esclavitud de los cubanos y no ven ningún inconveniente en ir a hacer turismo sexual o familiar a la isla y generaciones enteras de españoles antisemitas y generaciones enteras de españoles rojos. Naturalmente, esto no sería posible si la escuela pública española fuera una escuela pública y no lo que es: un bien aceitado mecanismo de adoctrinamiento izquierdista.

Mi consejo es que no se haga ningún caso a las cínicas protestas de toda esa basura izquierdista. El día que dejen de politizar la educación pública española entonces se le podrá hacer algún caso a toda esa basura izquierdista.

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Martes, 21 de enero de 2020

“El volumen sin parangón y la sustancia vitriólica y asesina de la literatura antisemita alemana de los siglos XIX y XX”. (Goldhagen).

Esta literatura fue el suelo fértil donde eclosionó el alemán exterminador de judíos. Gracias a esa literatura se popularizó y normalizó la figura del judío como ser infrahumano y a fin de cuentas exterminable, una vez llegado el nazismo al poder. Los judíos para los alemanes (lo expone muy bien Goldhagen) eran, en gran medida, creaciones literarias vacías de realidad. Podría decirse entonces que los escritores antisemitas fueron piezas decisivas en el engranaje que desembocó en el Holocausto judío. Es decir, son responsables también, y no menores, de la matanza. La literatura suele verse como un ejercicio inmaterial, sin apenas ligazón de responsabilidad con los hechos sobre todo con los hechos criminales y no debería ser así los escritores y su literatura en ocasiones, y hasta con frecuencia, juegan un papel determinante en lo que ocurre en el mundo real (en la realidad de esas mujeres que cargan a sus hijos desnudas y que minutos después son fusiladas y si no perecen en la primera andanada son rematadas, como vemos en las fotografías de arriba, por ejemplo) y en el caso alemán jugaron un papel fundamental en el Holocausto judío uno de las crímenes más monstruosos de la historia de la Humanidad.

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Lunes, 20 de enero de 2020

Sigo con Goldhagen y ya más allá de la página 500 creo que guardando las proporciones numéricas se pueden establecer ciertos paralelismos entre los racistas alemanes antisemitas y los racistas vascos antiespañoles. Los adversarios de la Patria racial vasca eran los judíos de los alemanes vascos. Por eso mataban a hombres mujeres y niños indefensos los mataban, como a los judíos, por lo que eran. No por una presunta peligrosidad sino por lo que eran los mataban. Otro paralelismo esta vez literario los alemanes mataban judíos amparados por los textos racistas de los ideólogos alemanes (Wilhelm Marr), y los vascos mataban a sus judíos amparados en los textos de los ideológos racistas vascos (Sabino Arana). Los adversarios de la Patria vasca eran los judíos de los alemanes vascos, no sólo para los que mataban en nombre de la Patria sino para el vasco común para la sociedad vasca. El vasco común aceptaba a los asesinos como suyos y ayudaba (despreciándolos, asediándolos y acosándolos) a propiciar la muerte social de los familiares de los judíos vascos asesinados. Véase el mundo universitario tejiendo una red de apoyo a los patriotas asesinos presos. Véase la Iglesia vasca, como la alemana, cómplice de los asesinos y ofrecedora de coartada moral y religiosa a los asesinos y al vasco común. De lo que se desprende que el mini holocausto de ETA fue un mini holocausto obra de los vascos y lo correcto es hablar del mini holocausto obra de los vascos y no del mini holocausto obra de ETA.

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Domingo, 19 de enero de 2020

Hubo un momento en mi casa en la pavorosa en que, cuando llegaban las hijas de mi primo, doce o trece años cuando aquello, había que tener cuidado con lo que se decía en la casa. Las niñas amenazaban con denunciarnos a la policía si hablábamos mal de la Revolución. Y hubiera sido imprudente, créanme, dudar de sus amenazas. Lo primero que hizo el comunismo fue apoderarse del sistema escolar y adoctrinar a los niños los niños son la esperanza del mundo decían citando a José Martí, que fue un gran escritor pero que, como patriota, habló una cantidad enorme de tonterías peligrosas, fue el inventor del cubano superior y de lo cubano como entidad óptima la maravilla de ser cubano y otras ideas supremacistas y a fin de cuentas tribales y estúpidas que sirvieron de tierra abonada a Fidel Castro y su dictadura.

En España ya se adoctrina desde hace décadas a los niños en las escuelas públicas se les enseña a ser de izquierdas y que ser de izquierdas es superior y hay superioridad moral en ello y en Cataluña y el País Vasco les enseñan a ser catalanes y vascos primero lo que es evidentemente una forma de reclutarlos desde niños para el proyecto racista antiespañol de los nacionalistas catalanes y vascos.

Pero lo que quería decir es que el llamado pin parental contra el que se ha movilizado la izquierda me parece algo excelente no sólo es una defensa de la libertad de los ciudadanos españoles que están obligados a mandar a sus hijos al izquierdistamente corrupto y adoctrinador sistema público de educación español, es una señal de que aún los españoles están dispuestos a defenderse del supremacismo izquierdista que les imponen en las escuelas públicas a sus hijos y en consecuencia, debe ser celebrado el pin parental.


Dibujo de Alen Lauzán

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Sábado, 18 de enero de 2020

“No hay un ustedes y un nosotros sino un nosotros al que ustedes pertenecen. Porque no es la memoria ni la tradición, ni la lengua común, lo que hace una nación, sino sólo el nexo racional que tejen los hombres, unidos más allá de toda identidad de pertenencia, en torno a los valores de la democracia”.

Esto de Alain Finkielkraut que debería incluirse en cualquier constitución de cualquier país y en la cabecera de los diarios de todos los países democráticos pero sobre todo incluirse en la Constitución española y en los diarios españoles (lo que queda de ellos), España un país asolado por el tribalismo más pomposo ridículo y siniestro cualquier villorrio se cree aquí un imperio y cualquier gobernador de provincia un emperador.

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Viernes, 17 de enero de 2020

Ya he leído 419 páginas del libro de Daniel Jonah Goldhagen pero desde que iba por la página 125 pensaba en que resulta incomprensible que los judíos, es decir el Estado de Israel no bombardee digamos anualmente alguna ciudad alemana seleccionada al azar. También, lo admito, me dije esto que piensas del bombardeo anual se te pasará en un rato es un ataque de indignación relacionado con la lectura de los horrores a los que sometieron los alemanes, no los nazis, los alemanes, a los judíos. El libro de Goldhagen demuestra más allá de cualquier duda precisamente eso, que el Holocausto y las políticas de muerte social y posterior exterminio de judíos no fue un crimen que concierna sólo a los nazis, sino a los alemanes en general. La mayoría de los alemanes participó de una manera u otra en el exterminio de los judíos.

Pero. Transcurrido un rato e incluso varias horas. En lugar de descartar lo del bombardeo anual lo que pienso es que tal vez sería poco un bombardeo anual. Dos bombardeos sería más adecuado de esa manera se comenzaría a hacer justicia a los judíos alemanes y europeos sistemáticamente torturados, masacrados y aniquilados de la manera más feroz y sanguinaria posible por los alemanes.

Qué obra maestra de democracia de decencia de integridad y de rigor moral el libro de Goldhagen, la democracia no es más que la posibilidad de buscar la verdad la justicia y el esplendor moral que tan pocas veces triunfan. Contra lo que se cree la injusticia la maldad y las más grandes iniquidades humanas suelen quedar impunes.

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Jueves, 16 de enero de 2020

Carta abierta a la señora Beatriz Gimeno, Directora del Instituto de la Mujer.

Distinguida señora Gimeno:

Le escribo tras conocer algunas de sus declaraciones relativas a la sexualidad humana. Dada mi condición de máxima autoridad sexual del Reino de España, me veo en la obligación de comentarlas. Para empezar, habla usted como si el placer anal fuese ajeno al universo sexual de los varones. Nada más incierto, me es grato informarle que la introducción de dedos, hortalizas, frutas o adminículos diseñados al efecto en el recto masculino, es una práctica habitual entre españoles que la consideran un factor de enriquecimiento de las relaciones sexuales con sus esposas, amantes, o incluso en el sexo llamado casual. Tengo experiencia de primera mano al respecto, yo mismo, contumaz varón, soy un gran aficionado a la penetración anal. Y no sólo de mi experiencia personal puedo hablarle, muchos años dedicados al estudio de la sexualidad humana me permiten afirmar que el hombre español ve el sexo anal de manera lúdica y que no atribuye al acto, ya lo ejerza como penetrado o penetrador, ningún significado ajeno al placer que genera. El sexo es amoral y apolítico señora Gimeno, debería tener esto muy presente dada las responsabilidades de su cargo.

No me referiré en esta misiva al sexo homosexual masculino porque resulta obvio y es de conocimiento general que ese sexo consiste en gran medida en introducir el órgano sexual masculino en el ano de otro varón con el fin de obtener y procurar placer. Algo, gracias a la civilización, completamente normalizado.

En lo concerniente a la penetración anal femenina, he escrito mucho al respecto y creo tener cierta autoridad. Se hablan muchas tonterías de la penetración anal femenina. Pero. Si se ejecuta como se debe, y aquí le dejo instrucciones precisas, es una de las experiencias sexuales femeninas más gratificantes. Una mujer, analmente penetrada, doy fe, puede alcanzar el orgasmo sin necesidad de contacto propio o ajeno con su clítoris. Una experiencia sublime, según los testimonios de primera mano que he podido recabar.

En cuanto a la promiscuidad, a la que también se ha referido usted, le aclaro que es propia de hombres y mujeres por igual. He asistido a fiestas donde los participantes se han dejado llevar por los dulces clamores del cuerpo y debo decirle que la cantidad de mujeres “promiscuas”, superaba ampliamente a la cantidad de hombres “promiscuos”. En todo caso, si existiera un desequilibrio de cualquier tipo entre la disposición a la promiscuidad entre hombres y mujeres, la solución no pasa por disminuir la promiscuidad de los hombres, sino en aumentar la de las mujeres mediante campañas publicitarias y otros medios adecuados al efecto, en eso el Instituto que usted dirige puede resultar muy útil. Lo que usted llama promiscuidad, es sencillamente libertad, dicha de vivir y madurez.

Por último, deseo aclarar que mi única intención al escribir esta carta es poner mis conocimientos y mi experiencia a su servicio y al servicio de la sanidad sexual de los ciudadanos españoles.

Sin más por el momento quedo a su disposición y le deseo grandes éxitos en la compleja tarea de hacer más sexualmente libres, sanas y felices a las mujeres españolas, si es que ese fuera su propósito.

Atentamente,

Juan Abreu

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Miércoles, 15 de enero de 2019

“La palabra proceso es muy reconfortante porque sustrae la acción a la tragedia o al azar al hacer de los hombres las encarnaciones provisionales e intercambiables de un movimiento automático, anónimo e irreversible”.

Esto de Finkielkraut sobre la palabra proceso me hace pensar en lo del procés catalán y en cómo detrás de una palabra es posible esconder una enorme cantidad de realidad con su correspondiente injusticia, maldad, y crimen y horror llegado el caso. Lo más interesante tal vez del poder encubridor de ciertas palabras es la naturalidad con que nos cegamos de buen grado y nos mostramos dispuestos a no ver la realidad que la palabra en cuestión oculta. Las palabras en nuestra sociedad de imágenes, curiosamente, cada vez más y sobre todo en manos de la izquierda (que es por naturaleza menos escrupulosa pues su fin justifica sus métodos y sus medios), puede ser y es una escenografía amable o hasta heroica por la que discurrimos aceptando sin mayores escozores intelectuales que la realidad y la verdad sean falseadas en nombre de un orden social y moral puramente semántico.

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Domingo, 12 de enero de 2020

“Con la política del reconocimiento, lo que puebla el espacio público no son ya las convicciones, sino las identidades. Ahora bien, mientras que las convicciones se argumentan las identidades se afirman y son irrefutables. Hay, sí, razonamientos mejores que otros, opiniones más justas o más convincentes, pero no hay, en cambio, mejor identidad. Impugnar la validez de una reivindicación identitaria es poner en tela del juicio el ser mismo de quien la expresa, atentar, por tanto, a su humanidad. O matrimonio u homofobia, o reconocimiento o delito: implacable alternativa que aleja del debate cualquier otra disposición de ánimo que no sea la del odio. (…) Con el enemigo del progreso no se delibera: se le insulta o se le procesa”.

“Dicho en otras palabras, los apóstoles contemporáneos de la diversidad sirven celosamente al ideal de la homogeneidad. Al invocar el derecho a la diferencia sólo para abatir las disimetrías, se convierten en los militantes obstinados de la indiferenciación. (…) No iluminan, sino aplanan. Lejos de introducir una nueva estética, sermonean a la belleza y ese sermón les sirve de coartada. En efecto, su escrupulosa hospitalidad camufla venenosas intenciones. La política del reconocimiento les permite recortar todo lo que sobresale. Su resentimiento prospera a la sombra del Otro y del homenaje que, día tras día, se le rinde”.

Esto de Alain Finkielkraut es de lo mejor que he leído sobre el totalitarismo multicultural e identitario que pugna por controlar nuestra sociedad. Son los mismos totalitarios de antes solo que para sojuzgarnos ya no necesitan comisarios políticos ni campos de reeducación. Les basta con las hordas políticamente correctas que cabalgan entusiastas a lomos de nuestra sumisión intelectual.

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