Estampas

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Miércoles, 26 de agosto de 2020

Entre capítulos de Rabelais acabo el libro del amigo Cristian Campos. Es lo mejor que he leído sobre el llamado procés y sobre la epidemia catalana en general es decir el nacionalismo catalán. Le sobra un capítulo, Los placeres culpables catalanes (¡el Roger Scruton catalán, santocielo!) pero esto no resta efectividad al conjunto. Un libro ágil, dinámico, informado y fresco que consigue mantener interesado hasta a un lector como yo, harto del basurero catalán. Si se quiere tener una perspectiva histórica y una visión cierta y lúcida de lo que es y ha sido el catalanismo y el negocio del catalanismo y la enorme farsa del catalanismo en España, lean La anomalía catalana.

Llama la atención, eso sí, que el autor de un análisis tan penetrante hable, con la mayor naturalidad, de ciudadanos catalanes, cuando, como se sabe, los ciudadanos catalanes no existen. ¡Y que se declare catalán! Es decir, que asuma la categorización provincial como prioritaria. Cuando alguno de mis cultos e intelectuales amigos dice tranquilamente soy catalán no digo nada, los dejo con su romántica superstición tribal, pero siempre me pregunto qué rayos quieren decir.

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Martes, 25 de agosto de 2020

Cuando estoy en hoteles me da por hacerme autorretratos. Aquí les dejo uno como mirón mi segunda naturaleza. He engordado por lo del virus chino y por la inmovilidad que poco a poco pero inexorablemente va conquistándome. Cada día detesto más viajar y hasta salir de casa y del Jardín se me hace difícil es como si la casa y el Jardín fuera todo lo que necesito, que la gente me resulte más y más insoportable también tiene que ver, supongo. Antes quería follarme a todo el mundo y eso me convertía en un ser algo más sociable, aunque sólo fuera por pura estrategia, pero eso pasó ahora sólo me interesa si acaso follarme (o que me follen) tres o cuatro. Tal vez tengan razón los cocineros literarios tipo Adrià y todo sea ¡hasta el vivir! una reducción. Antes me hacía autorretratos desnudo en los hoteles pero ya no tengo el cuerpo para eso, creo. Del pito sí podría hacerme aún porque sigue prácticamente igual de bello pero esta vez tampoco me los hice. Leo a Rabelais. Miro las estrellas.

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Lunes, 24 de agosto de 2020

El problema Cayetana siempre fue un problema estético. Demasiado bella demasiado inteligente demasiada culta demasiado elegante demasiado brillante. La estética es la medida de toda luminosidad. Cayetana no tiene cabida en el mundo político español, tenebroso, bruto, feo, mediocre, vulgar. En cuanto fue nombrada todos (en primer lugar, los que la nombraron) comenzaron a conspirar en su contra. Reinaldo llamaba a este tipo de gentuza rastrera y en consecuencia peligrosa: “los encapuchados de siempre”. Florecen en todas las épocas y son los encargados de llevar la belleza la superioridad y la diferencia al patíbulo en nombre del reino de la vulgaridad y la grosería. Cayetana era un Modigliani en un basurero. Y era el pájaro pintado de Kosinski naturalmente.

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Domingo, 23 de agosto de 2020

En la piscina, a la sombra de un pino. Qué decadencia antes estaba yo a la sombra del mar. Marta ha traído el Ipad. Veo en el Orbit una foto del poeta Gil de Biedma con Barral y Marsé. Gil de Biedma tiene cara de loca engolada y comunista ¡rechazada por maricón por el PCE! ¿Pero a quién se le ocurre ser loca y comunista? Marsé por su parte luce como el pariente pobre invitado por caridad a la tertulia de los culones. Y Barral, bueno, Barral, Barral es el poeta almorranas de la poesía española… clamo a tu vientre lívido de viento, al corazón estrecho de tus gallos… etcétera. ¡Gallos! Mejor me concentro en las tetas. Pasa una jovenzuela de pezones inflados. Pasa una jamona de prodigiosas ubres. Pasan unas tetas punzón. ¡Mátame! Pasa un buche de tiempo o eso creo. Y pasa un Juan Abreu joven y desafiante. ¡Adiós, muchacho, adiós!

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Sábado, 22 de agosto de 2020

Nos vamos unos días a un hotel en el campo. Por cambiar de ambiente y porque en casa nunca dejamos de trabajar en verdad. El lugar es bonito, pero demasiados franceses. Tampoco es muy grave. A mi la petulancia francesa me suele provocar ataques de indígena. Pero esta vez me contengo bien, mantengo al indígena bajo control. La comida estupenda y todo muy pijo pero no pijo catalán que es el más insoportable. El pijo catalán viene siempre con sudaca incorporado y condescendencia hacia el sudaca adjunta lo que me produce cierto asquito. En la piscina miro tetas, leo, y me zambullo de vez en cuanto. Observo a una pareja. A ella le salen los omóplatos de la espalda como picos de pterosaurio y él lleva su arnés y su collera y su cincha, ni de vacaciones se la quita y está a cargo de una cría de la que sólo diré que despertó mi instinto asesino. Traje mi Rabelais y el libro del amigo Cristian Campos sobre la “anomalía” catalana. En los viajes siempre llevo una lectura principal y algo de guarnición. A partir de las seis de la tarde el agua de la piscina está casi tropical. Por la noche voy a la tumbona del balcón y me quedo mirando las estrellas hay una muy grande y brillante nada en la vida escapa a las categorías. Lo de la igualdad es un engañabobos de comunistas y socialdemócratas.

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Miércoles, 19 de agosto de 2020

Me subo a una silla alta y vendimio. Las uvas de este año. Dulces pero pocas. El olivo lleno y el Jardín más lento. Antes parecía eterno el Jardín. Quedará por un tiempo en mis emanaciones, creo. He vuelto a pensar en dejar la escritura, la escribidera como decía mi padre ¿hasta cuándo vas a seguir con eso de la escribidera?, y pintar el tiempo que me quede, dedicarme a pintar quiero decir. De todas formas, ya casi nadie lee. La gran era de los escritores va llegando a su fin. No sé qué vendrá después, ni me interesa. Ahora si me pongo pintaré mejor, creo. También he pensado en hacer las ilustraciones de mi Eros y política un librito que no encontrará editor la cobardía que caracteriza a la sociedad y a la cultura española contemporánea incluye la publicación de libros, naturalmente. Dibujos a tinta o crayola o lápices de colores o de óleo, no lo tengo claro. Si me quedan bien darían al librito una dimensión diferente, creo. Tal vez estoy buscando algo que me cueste más, las palabras se me dan demasiado bien. Comencé el Gargantúa y Pantagruel y avanzo despacio, paladeando. Será la lectura de agosto, iba a decir del verano, pero leo muy rápido. Yo soy azul por dentro. Tomando el té he mirado los periódicos. Dice Gore Vidal que “después de la política, el periodismo ha sido siempre la carrera preferida del hombre de poca monta, ambicioso a la par que indolente”. Y ahora mismo he mirado hacia afuera y he visto que ya cae la arena.

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Martes, 18 de agosto de 2020

Y mi primer cerebro, qué. ¡Queremos noticias! Me escriben sus fans. Bueno, pues les diré que mi primer cerebro vive una época de esplendor. Es sorprendente, no va al mismo ritmo que mi segundo cerebro o el resto de mi cuerpo ambos vilmente rendidos al tiempo y la edad. Esto me hace muy feliz. Soy un hombre que siempre ha vivido desde su primer cerebro un hombre al que su primer cerebro le ha dictado el rumbo a seguir y la manera de ver y de estar en el mundo. Pero digo época de esplendor porque en los últimos tiempos que yo imaginaba serían también de decadencia para mi primer cerebro de eso nada mi primer cerebro vive de espaldas como se dice al resto de mi cuerpo y está más vigoroso y hasta más estiloso. Su tiempo de respuesta, lo he cronometrado, es el de mi juventud y mi madurez de flacidez total a dureza extrema metálica en cinco segundos. Se ha torcido (a la derecha siempre a la derecha) mi primer cerebro ligeramente en los últimos meses es verdad, pero eso le otorga un aire matonesco que ya me gustaría tener a mí, su nuevo aspecto parece proclamar no sólo te follo y te refollo además te birlo el reloj y la cartera. Qué tipo.

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Lunes, 17 de agosto de 2020

Ayer soñé que mataban a mi perrito negro. Estábamos como en una base militar y un oficial capitán o alguna mierda de esas sacaba la pistola y le disparaba porque estaba mi perrito ladrando y decía el muy hijo de puta en estos casos hay que cortar por lo sano. Yo vi morir a mi perrito negro y era como si me hubieran matado un hijo o peor y comenzaba a insultar al militar pero había otros militares y el asesino iba armado así que tenía que contenerme, sin embargo desde el primer instante ya comencé a tramar su muerte a planear mi venganza ese hijo de puta no viviría para contarlo como se dice al margen de las consecuencias que eso me trajera.

Y cuando desperté mi perrito negro dormía a mis pies y eso me hizo doblemente feliz porque mi perrito estaba vivo y todo era un sueño y porque mi intención de matar a su asesino era firme el amor por mi perrito incluía la posibilidad de matar y si eso falta no se puede hablar de verdadero amor.

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Domingo, 16 de agosto de 2020

Y aún algo más de Goad.

“Una estimación publicada en 1670 afirmaba que en ese año habían raptado diez mil sujetos británicos. Un panfleto aparecido diez años más tarde calculaba que seguían capturando diez mil británicos por año, cada año. Si estas estadísticas son fidedignas, nos daría un total de cien mil víctimas británicas de secuestro sólo en la década de 1670. En toda la historia de la esclavitud en America se importaron menos de cuatrocientos mil esclavos negros. Con toda la mala reputación que se ha ganado Amerikka por la esclavitud negra, es probable que no recibiese más del seis por ciento de todos los esclavos africanos que embarcaron al hemisferio occidental. (Psst: culpad a Brasil). Haciendo sólo unas leves extrapolaciones de estas estimaciones británicas de secuestro, y conjeturando que cerca de diez mil blancos fueron también abducidos cada año durante un total de cuarenta años, la suma de inmigrantes forzosos traídos a America igualaría o sobrepasaría el número de africanos forzados hasta estas costas en contra de su voluntad. Y este cálculo probablemente se queda corto, pues la servidumbre por contrato floreció durante más de doscientos años, no cuarenta. Y no estoy contando los cincuenta o sesenta mil convictos traídos a rastras en el siglo XVIII”.

“Así que, aunque la creencia popular sea que NO hubo blancos embarcados a America en contra de su voluntad, es muy probable que hubiese MÁS blancos que negros traídos hasta estas costas en contra de su voluntad. No se trata de una competición, pero no me diréis que no se complica un poco el asunto”.

Y digo yo. A ver. Progres escritorzuelos españoles y periodistas progres españoles cuándo van a escribir algo sobre el sufrimiento de los esclavos blancos. ¿O sólo el sufrimiento de los esclavos negros merece ríos de palabras y documentales y peliculitas edulcoradas tipo Spielberg?

No sé los demás, pero yo estoy francamente hasta los huevos de vuestro hipócrita negrismo y de vuestra piedad selectiva.

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Sábado, 15 de agosto de 2020

“El buenismo dogmático progre es imperdonable. El progre blanco es un híbrido indeseable de Stalin y la Madre Teresa”.

“Si las tribus indígenas del Amazonas eran víctimas de la lluvia ácida, los progresistas se sentían emocionalmente devastados. Pero si en el parque de caravanas lleno de basura blanca del otro extremo de la ciudad todo el mundo contraía cáncer por vivir encima de un vertedero tóxico, no era más que una broma. He oído a marxistas ideológicos poner el grito en el cielo por la explotación capitalista mientras explotaban alegremente la generosidad económica de sus padres (…) Me cansé de los anarquistas a los que sus mamaítas les pagaban las facturas. Ni siquiera eran capaces de dejar la adicción a la coca y aún así afirmaban saber lo que era mejor para el mundo”.

“La contracultura ha sido un desfile vacío de modelos de pasarela con jeringuillas incrustadas en los brazos. Holgazanes malcriados con nada que decir y un montón de ropa para decirlo. El producto podrido de la prosperidad que siguió a la Segunda Guerra Mundial, sacándole el dinero a sus padres con una mano mientras con la otra les hacen la peineta”.

“El progresista blanco anhela un dolor cinematográfico. Un sufrimiento literario. Yo creo que se merece algo mejor. Un poco de auténtico dolor que complemente sus fantasías. Del que yo conozco de toda la vida. A mí el dolor no me afecta en absoluto. Golpeadme todo lo que queráis, yo ya me limpio solito y me largo. Pero el dolor es algo que los progresistas blancos o temen (cuando está cerca) o idealizan (cuando es otro el que lo padece). Yo propongo darles a probar un buen bocado de esa opresión que tanto ansían. Arrastrarles por toda esa belleza progresista que encuentran en la experiencia del Tercer Mundo”.

Y para terminar esta joya Goad que adoptaré a partir de hoy para definir mi posición política:

“Me veo políticamente inclasificable. La gente me pregunta de qué lado estoy, y yo les digo: Del lado en que no estéis vosotros”.

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