Estampas

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Miércoles, 8 de diciembre de 2021

Hemos puesto el arbolito y ayer tarde cuando apagué las luces de la casa se quedó titilando en el salón y la luz de la farola en la estrella dorada. En la oscuridad, afuera, maullaba el viento y se me ocurrió que en estos días que tanto me entristecen debería hacer algo inusitado: por ejemplo, bautizar mis huevos. No sé de dónde me vino eso, pero fue en lo primero que pensé en bautizarme los huevos. Nunca me han gustado mucho mis huevos, demasiado largos, los huevos que me gustaría tener son los de mi amigo V., rotundos, recogidos, estéticamente irreprochables, pero mi padre era de huevos largos y la genética es el único dios. Bautizar mis huevos con los nombres de gente que provoque a un tiempo mi maledicencia y mi piedad, a uno le pondría Lucía Méndez y al otro Ada Colau; no sería algo permanente todos los meses cambiarían de nombre mis huevos en enero podrían llamarse Pedro Almodóvar y Meritxel Batet, y en febrero Antonio Lucas y Gabriel Rufián. Uno vive pensando en grandes cosas en perfecciones literarias pero lo que importa verdaderamente es tener unos huevos rotundos, recogidos, estéticamente irreprochables.

Y todo eso lo pensé de pie en la penumbra y al titilar del arbolito y frente la estrella dorada.

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Martes, 7 de diciembre de 2021

En Madrid, una exhibición (Museo Reina Sofía) de Belkis Ayón. Me gustó, al margen de su excelencia técnica y su sombría belleza, porque no parecía obra de un artista cubano. Estaba, o al menos lo parecía, por encima del gentilicio. Caribeño sí, pero eso ya es algo un poco más amplio. La poesía de Aimé Cesaire, seguro. Ni una puñetera palma por todo aquello, eso me agradó especialmente. Nada del tufo tribal que rebaja tantas obras de cubanos, que no tienen nada que decir al mundo moderno y se refugian en un africanismo religioso impostado. Cuando un artista cubano no tiene nada que decir comienza a pintar palmas y paisajitos autóctonos o a regurgitar religiones africanas.

Ayón se mató a los 32 años y eso, al menos para mí, aumenta el atractivo de su obra. Los suicidas son / el único árbol misterioso / que queda sobre la tierra: florecen siempre / y en cualquier estación, decía Arenas con mucha razón. A Ayón la mató el castrismo que mata todo lo sensible lo hermoso lo delicado y lo bueno en esa isla siniestra cada día que pasa más siniestra.

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Domingo, 5 de diciembre de 2021

Antes me saltaba párrafos ahora páginas enteras. Esa frivolidad que exhala una vida la de Amis sepultada por la palabrería. Quiero ver si dice algo importante de su gran amigo Hitchens, hasta ahora (página 303) de Hitchens sólo literatureces y chachareos de niños pijos ingleses. Tengo la sensación de que la vida que pretende contarnos Amis ha pasado por su lado, lo ha dejado atrás, y Amis no se ha dado cuenta. Ayer hice un solomillo al horno con patatas, zanahorias y setas que quedó estupendo; dicen los amigos. Y arroz blanco, y tostones. Y mujeres hermosas y vinos australianos. Y una mamada apoteósica en el alcohólico atardecer. Y hoy por la mañana gran ventarrón y toda la tarde para leer.

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Viernes, 3 de diciembre de 2021

La pelusa de un vientre adolescente. Tu boca en mi pito. El flequillo de Tintín. El batir de las alas de la Victoria de Samotracia. Mi butacón de leer. La cabeza del perrito negro en mi regazo mientras veo la televisión. El balanceo del sillón donde nos dormía mi padre. La primera vez que te vi, y lo supe. La certeza de que el mundo se ordena mientras escribo. El anochecer en el mar el día en que escapé de la isla. Tu cuerpo gustoso con los años cada vez más gustoso. Mi madre cantando las canciones de Panchito Riset. La ternura del muchacho que guardaba bocadillos de jamón y queso bajo la almohada en el Orange Bowl recién llegados a USA, por si se acababan, y Reinaldo y yo diciéndole no se acaban, aquí no se acaban. Tu olor en la ropa. La risa de Totoro. El Gatobus gigante sólo para niños del Museo Ghibli. La mullida luz de fregar los platos de cara al jardín. La tibieza del mar griego. El esplendor que trajo al mundo la ballena de madrugada en la piscina del vecino. El sabor de tus tetas. Las melodías de tu cuello. Las tardes de Aponiente. La piel del recuerdo de mi gato amarillo. La voz del Partenón. Todo eso.

Ya sabía que era imposible describir el cielo de Madrid, pero tenía que intentarlo.

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Jueves, 2 de diciembre de 2021

Del viaje a Madrid lo mejor y más estimulante para mi cerebro, lo de Ferrer delante del Goya de los fusilamientos. Me sugiere pintar una versión (algo más pequeña tal vez, pero no mucho) del cuadro, adaptándolo a la maldición pavorosa es decir a la isla pavorosa. Los fusilados españoles en mi cuadro serían fusilados cubanos (rostros reconocibles, en cierta medida), y en lugar de soldados franceses del Batallón de Marineros de la Guardia Imperial, soldados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias castristas; sería un trabajo descomunal pero grato y vivificante, quizás aún tenga fuerzas para emprender semejante tarea por mi amor a Goya, en primer lugar (o en segundo), y por la venganza que añadiría a mi rica trayectoria artístico-vengativa. En vez del cuartel del Prado Nuevo y el convento de Doña María de Aragón contra el sombrío telón del cielo, la silueta de La Cabaña, fortaleza donde los Castro y Guevara torturaban antes de matar y en vez de un sacerdote tonsurado (Francisco Gallego y Dávila), la gran señora Digna Fernández Cañizares, muerta en combate contra el castrismo el 21 de abril de 1961, en La Habana.

Y en segundo lugar (o tercero) de lo mejor del viaje a Madrid, las alcachofas confitadas con crema de boniato y yema de huevo campero del restaurante Diurno. No olvidar por favor que para mi comer bien (¡y hasta comer!) después de tantos años sigue siendo una forma de venganza.

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Miércoles, 1 de diciembre de 2021

A pesar del emocionante discurso de Cayetana Álvarez de Toledo y de las brillantes intervenciones de Mario Vargas Llosa, Andrés Trapiello y Santiago González, no puedo dejar de pensar allí sentado ¿de verdad se creen todo esto? Y sentía en general cierto desconsuelo, y esa sensación de irrealidad que experimento siempre ante el escenario de una batalla perdida. Hay belleza en la derrota no digo que no, de hecho, es el tipo de belleza que prefiero. Pero es inútil ignorar que cualquier belleza política alberga humanamente su gusano barrenador.

Acabada la presentación del libro, sorteamos la multitud que esperaba la firma de la autora y salimos a la noche de Madrid. Qué ciudad real (ambas acepciones) Madrid. Cena deliciosa y rendimos homenaje al fallecido Lázaro de Barcelona bebiendo su vino Figuero, indisociable en mi cerebro de aquel bacalao apoteósico y hasta grandioso por derrotado. Y de ahí, a la fiesta literaria, donde nos espera la Macanita y el guitarrista Manuel Valencia, excelsos, pero a merced de un público esencialmente maleducado. Gratos reencuentros, la bella Puertollano y Yaiza llena de hembracidad, y periodistas y escritores varios y algún amigo. Pero. Como toda celebración de este tipo es inconcebible sin decepciones, la señorita Landaluce que hace como que no me conoce.

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Lunes, 29 de noviembre de 2021

Tengo la sensación de que todo pierde velocidad, yo mismo, cada día que pasa me cuesta más moverme, excepto mi cerebro que no para nunca que acelera. Pero. No sé si lo de mi cerebro cuenta como moverse. Es tanto el ajetreo de mi cerebro que me produce dolor de cabeza aunque tal vez sea sólo la presión arterial y yo que hago literatura. Pero. ¿Quién es yo? En un rato iré a la estación de trenes y abordaré uno rapidísimo voy a Madrid con mi amigo Jorge Ferrer y supongo que a partir que llegue a la estación el ruido de mi cerebro se irá apaciguando. Funciona así, lo he comprobado otras veces no deseo moverme pero cuando lo hago lo de vivir sin verborrea constante lo de estar y ya, mejora considerablemente. En Madrid iremos a la presentación del libro de nuestra querida Cayetana y a una fiesta, dicen, y mañana al Museo del Prado y veré a Goya Los fusilamientos del 3 de mayo obra maestra absoluta de la mejor pintura española (no Las Meninas, tan mansa) porque es un cuadro siempre moderno siempre actual siempre encarnación de lo español, que es ser fusilado y dejarse fusilar una y otra vez por propios y extraños una y otra vez.

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Domingo, 28 de noviembre de 2021

Hoy nuestro primer Espada comenta, benévolo, el asalto (en la Universidad Autómata de Barcelona también conocida como Universidad Autónoma) a un acto de S´ha acabat, organización constitucionalista. Asalto a cargo de matones catalanistas. Pero. Cuando los matones cantan Els Segadors (esa odiosa cancioncita), los muchachos agredidos contestan, cita Espada: “Ese himno, por mucho que lo cantéis, también nos identifica a nosotros, porque aunque no lo sepáis, nosotros también somos catalanes”. Y a continuación, Espada recomienda responder con insultos: “¡Chusma! ¡Miserables! ¡Nacionalistas! Y, rematando: ¡Meteos vuestra hoz por el culo!”. Bien. Pero la forma de contestar no es el problema. El problema es que esos jóvenes españoles libres e iguales de S´ha acabat se indentifiquen con la odiosa cancioncilla,“y crean que los representa”. Ese es el problema. ¡Que son catalanes primero! Y. Por cierto. ¿Qué coño es “ser” catalán? Sería interesante que alguien me lo explicara desde fuera de la jaula sentimental.

Pero ya se los explico yo. Es “ser” pus tribal. Folklor sacralizado. Es “ser” representado, esta vez sí, por las fuerzas oscurantistas, provincianas, divisivas, que conducen a España y a los españoles libres e iguales hacia el abismo de la sentimentalización xenófoba (casi escribo racista) de la vida ciudadana. No es concesión. Es rendición. Y rendirse ante los matones tribales sólo trae la entronización de los enemigos de la Libertad y la Civilización.

La lucha contra el pus tribal catalán es una lucha, sobre todo, por la verdad, es una lucha contra la ficción. Ni el ciudadano catalán existe; ni los Países Catalanes existen. Pura mentira, pura Ficción. Y esto nuestro primer Espada debería verlo mejor que nadie.

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Jueves, 25 de noviembre de 2021

Espero que cambien los neumáticos al coche, una hora y media dice el mecánico. Salgo del taller bajo una lluvia fría. Camino hasta un centro comercial, entro en una librería. Mírenme manosear. Antes iba a las librerías a manosear, pero ya apenas. Los libros de papel siguen siendo lo primero en mi vida, pero las librerías están llenas de basura (mucho más que antes), y. Manoseo el libro de Cayetana Álvarez de Toledo, y encauzándolo, encuentro una larga cita del Cyrano de Bergerat de Rostand, famoso gorrón del gran Cyrano. En francés. Sin traducción. Nunca he entendido por qué los escritores y editores españoles asumen que todo el mundo lee francés. Qué manía. Los libros de escritores españoles están llenos de citas en francés, sin traducir. Así que me quedo sin saber de qué va la cita de Rostand, parásito del gran Cyrano. Y en eso, mientras maldigo el idioma francés y de paso a todos los franceses, entra un grupo de adolescentes del género femenino, 15, 16, 17 años y corren emitiendo chillidos de excitación hacia una estantería y yo qué bien, aman los libros. Pero. Las sigo, y los libros por los que chillan no son libros sino porquería a lo Corín Tellado pero mucho peor: autoayuda sentimental, bazofia romántica, potingues precoitales, melcocha subnormaloide. Ay.

Y. Ya recuperado el coche y yendo hacia casa pongo la radio. Una mujer exige que los laboratorios usen ratones hembra “ratonils”, dice ella, en sus investigaciones. Que no puede ser que sólo se hagan con ratones machos patriarcado las investigaciones.

Ya no sé si suicidarme hoy mismo o esperar un poco más.

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Miércoles, 24 de noviembre de 2021

Llueve todo el día en la mañana cernidos esporádicos de un cielo triste y turbio. Escribo un poco las memorias segunda parte y termino el eros y política dedicado a la Pasionaria, me gusta cada vez más la idea de eropolitizar post mortem. Después de comer oscurece y un cielo de carbón mojado y me siento a leer en mi butacón tengo que comprarme un butacón de orejas. Sobre las cinco un chaparrón con viento y la luz de la lámpara con la que leo amarillea hasta el naranja hay mucho rojo en el cielo. Adelanto bastante el libro de Amis. Pero, ya comienzo a saltarme párrafos mucha palabrería ya no resisto a los escritores (la mayoría) que necesitan o lo hacen para llenar páginas, usar veinte páginas para decir lo que se puede decir en dos. O una. Amis tiene una novia que lo humilla y se folla a todo el mundo menos a Amis, a Amis lo manda a hacerse una paja. Y a esa situación que es muy interesante: la mujer humilla a Amis y a él le gusta, Amis la recubre con una tonelada de retórica novelesca. Temo que pronto comenzaré a saltarme páginas enteras.

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