Estampas

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Los días muy ventosos y la melancolía adjunta. Trato de volver al estudio. El perrito en el jardín corre detrás de las hojas y ladra a la mimosa que contra el seto verde se agita amarilla. No entiende lo que pasa no conoce el viento. Vuelven a mi cerebro otra vez los cuadros, retratos naturalmente pero también superficies planas con figuras conceptualmente algo alejadas de lo que he estado haciendo, veremos. Por otro lado amanecí con el pito muy tieso soñé con chochos lo recuerdo chochos copiosos olorosos y ya mojados, o no soñé sino que estaba medio despierto y fantaseando cuando llegaron las primeras luces.

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Regreso de Bruselas y está lo del juico a Mas y sus dos adiposidades correligionarias. Antes, encontraba divertido y estimulante lo del independentismo y su tropa de rebeldes subvencionados y a sueldo del enemigo. Pero. Ya no. Porque tengo la creciente certeza de que ya ganaron y de que el Gobierno español ha cruzado o está a punto de cruzar la línea que separa la negligencia de la traición. Y lo peor, no se ve a nadie con la audacia, el poder y la determinación necesarias para poner fin al problema. Quiero decir que todos saben sabemos que la única solución es suspender la autonomía catalana (y vasca y todas ya puestos) y regresar a España (civilizada y generosa, pero España). Pero es difícil porque ya casi no hay España y sospecho que ni siquiera hay españoles ya. ¿Dónde están las protestas contra los que quieren desmembrar y destruir su país?

El problema, hay que aceptarlo, no son los nacionalistas separatistas y sediciosos catalanes o vascos, el problema es que no hay españoles los han ido aniquilando las tribus.

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La casa el hogar como se dice tiene impregnada nuestra humanidad o algo así cuando uno regresa no es sólo volver a un sitio es volver a uno mismo de cierta manera. Uno pone eso nuestro cerebro se entiende pone eso en lo inanimado a fin de cuentas pero es extremadamente real lo es y por lo que a mí respecta orgánico y que sea obra de nuestro cerebro no lo disminuye en lo absoluto: qué no lo es. Obra de nuestro cerebro quiero decir.

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Como el libro de Léautaud es muy gordo y pesado me llevo a Bruselas a Thomas Bernhard, su Extinción. Con este libro me ha pasado algo raro llevo años por leerlo varias veces durante esos años lo he cogido para leerlo lo he puesto junto a la cama expectante y hasta ansioso por leerlo, y no lo he leído. Hasta ahora. Desconozco el por qué de mi extraño comportamiento. Pero ahora ya lo estoy leyendo hasta tarde hasta bien entrada la lluviosa y fría madrugada y me ayuda a sobrellevar la soledad de que tú no estés y también la otra, la sempiterna la grande.

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La única Justicia respetable, merecedora de ser tenida en cuenta, es la Justicia Independiente. La Justicia Revolucionaria, que es la que impera en Cuba desde 1959 no es Justicia sino Crimen Judicializado. Por eso pinto a todos los fusilados por los hermanos Castro, ya sea un joven universitario, un obrero, un campesino alzado o un militar de Batista. Ninguno de ellos recibió un juicio justo, y sin juicio justo no hay Justicia sino asesinato político. Digo esto porque a veces algunas personas con las que hablo de mi proyecto mencionan la posible culpa de alguno de los ejecutados. Bueno, pero tal vez hubieran criminales de Batista entre ellos, dicen. Sí, tal vez. Respondo. Pero yo pinto a todos los fusilados porque a esos hombres se les aplicó no la Justicia sino la Justicia Revolucionaria y esa Justicia Revolucionaria no era más que infamia y fanatismo asesino de las turbas.


1959. Fusilados. Bruselas. Fotografía de Pedro Portal


Cortesías

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Qué noche emocionante. Allí estaban por fin desplegados noventa de ellos (no fue posible colgar los ciento veinte que traje por problemas de espacio). Me senté a solas un rato, antes del inicio del evento, frente al retablo y exudaba vida ciertamente eso puedo asegurarlo. Después, todo transcurrió de la mejor manera el público numeroso e interesado y María Werlau y los eurodiputados Teresa Gímenez Barbat, Dita Charanzová, Fernando Maura y Javier Nart que expusieron con gran claridad y hasta fervor el espanto de la realidad de la dictadura cubana y creí sentir que no sólo los cubanos presentes sino hasta los muertos en las paredes los contemplaban agradecidos.

Y en cierto momento en que levanté los ojos y miré más allá de los ventanales puede ver los rostros iluminados de los muertos entre una finísima lluvia reflejados en las fachadas de la ciudad.


1959. Fusilados. Bruselas. Fotografía de Pedro Portal.


Cortesías

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Presentamos los retratos de los fusilados cubanos en Bruselas. Digo esto:

Pintar estos retratos ha sido difícil, sobre todo porque honrar a estos hombres era el primer objetivo, y uno se pregunta siempre si estará a la altura. Hasta que se da cuenta de que nunca se está a la altura de algo así, y sigue trabajando sin más, tratando de hacerlo lo mejor posible.

Desde un punto de vista pictórico, he tenido la oportunidad de aventurarme en un género (el retrato) que casi desconocía. Yo no soy un pintor que busca un estilo. Si se mira mi trabajo de los últimos treinta años se verá una gran variedad de temas y diferentes maneras de abordarlos. Esta actitud me ha sido muy útil a la hora de plantearme la tarea de pintar a los fusilados por los hermanos Castro. No he intentado hacer retratos convencionales, eso se ve enseguida, sino acercarme a los rostros (muchas veces borrosos, conservados apenas en viejas fotografías) de forma franca y veloz, con el propósito de crear una imagen pictórica poderosa (y musical, en los mejores casos). He huido de la repetición. Cuando las soluciones se me hacían fáciles, he buscado otras, de ahí que a veces haya gran diferencia entre la manera en que está pintado un retrato y otro. Sin embargo, aspiro a que reunidos tengan un lenguaje común y funcionen como una unidad pictórica. 1959 es un sólo cuadro compuesto por cientos de cuadros.

Pintar tantos retratos es sin duda una tarea colosal, y es algo que marca la vida de un artista y marca su obra naturalmente. He dedicado muchas horas de trabajo, durante años, a esta tarea. Y me he esforzado, como decía antes, para que, visualmente, desde un punto de vista estrictamente estético, estos retratos nos hablen de vida e incluso de alegría, y nos hablen, no de la oscuridad, sino de la luz.

Si ustedes ven hoy en ese retablo de hombres sacrificados un espectáculo de color y vida, entonces es que he tenido éxito porque desde el mismo momento en que comencé a pintarlos, estuve seguro de que sus retratos deberían hablar de lo que estos hombres fueron, y no de lo que se les arrebató.

Porque si bien el tiempo de los asesinos remite siempre a la oscuridad y a la muerte, el tiempo del arte ha de empujarnos hacia la vida y hacia la luz.

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Después de años de trabajo, los fusilados cubanos que he retratado (120 de ellos, para ser exacto) serán exhibidos por primera vez. No es mucho. Es muy poco en verdad. Pero es una pequeña luz que ayuda a disipar la inmensa oscuridad del crimen castrista.

Las emanaciones continuarán en unos días, cuando el emanador regrese de Bruselas.

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Como ando un poco alicaído me pongo a repasar los libros del más grande para animarme un poco. Solo Léautaud, tal vez, a esa altura. Pero hasta que no acabe de leer el Diario, no lo sabré a ciencia cierta. Los escritores en general son unos lameculos y unos vendidos básicamente y encontrar a Bernhard ha sido uno de los más felices acontecimientos de mi vida. Por fin un escritor de verdad. Pero. Bernhard tampoco consiguió escribir sin literatura hizo literatura, de la libre, tan rara, es verdad, pero literatura. Y entonces es que entra en escena Léautaud. Léautaud es otra cosa, tal vez se complementen, ahora que lo pienso. Por el momento prefiero a Bernhard porque insultar para él era una forma de esplendor moral, y además Bernhard era más excesivo que Léautaud. Y hasta el mismo Léautaud reconocía que sin exceso no hay prácticamente nada.

“En individuos, sentimientos y obras, sólo cuenta lo excesivo”

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Se me ha hinchado un ganglio en el cuello y voy al médico. Tiene que ver con el catarro dice el médico, una infección, debo tomar antibióticos. Camino hasta la farmacia. El día gris. Caen unas gotas finas, que no mojan. Uno sólo debe enfermarse si vive su madre y su padre, si no, no. Quién te arropará quién te cuidará Juancito quién te pasará la mano por la cabeza hasta que te quedes dormido, quién.

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