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Lunes, 17 de marzo de 2025

“Es un lugar común de los sermones y los relatos históricos que los hombres poderosos son corruptos y que el precio que pagan es la soledad y ver cómo crece a su alrededor la inseguridad. Sin embargo, en la vida real, los malvados encuentran la manera de prosperar, y no todos los déspotas terminan de un modo más miserable de como empezaron: el poder puede trastocar la cabeza de los hombres, pero sólo los virtuosos o los que no se comprometen insisten en que esto siempre debe costarles el alma”.

Los Castro son un buen ejemplo de malvados que prosperan y terminan sus vidas como déspotas ricos e impunes. Sigo con Lane Fox.


Perded toda esperanza

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