5932
Sábado, 15 de marzo de 2025
“Las catapultas resultaron más eficaces y, cuando uno de los arqueros hirió de muerte al caudillo indio, los hombres de las tribus se dieron por vencidos ante la superioridad de la ingeniería de Alejandro. Las tropas mercenarias se rindieron y se integraron en las filas de Alejandro, pero sólo para acabar siendo masacradas cuando intentaron huir a la noche siguiente. El resto fue perdonado, incluyendo a la madre del caudillo, que se consoló del hecho de haber perdido a su hijo durmiendo con Alejandro y concibiendo un sustituto”.
A eso llamo yo una mujer pragmática. Sigo con el gran Alejandro Magno.
