5893

Lunes, 3 de febrero de 2025

Estoy terminando Discriminación y disparidades, de Thomas Sowell. Qué escritor lúcido y valiente. En este libro ajusta cuentas a la fantasía ideológica llamada Estado de Bienestar. Según argumenta Sowell, esta política ha provocado un grave deterioro del orden, y del tejido moral, a la sociedad occidental. A la luz de Sowell, pierdo la poca esperanza que podría quedarme respecto al futuro de los españoles bajo la riada de bazofia igualitaria, divisiva, colectivista y subvencionada que sus élites y gobernantes han adoptado como estrategia de Poder.

“Tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos, la visión social predominante –repetida y reforzada sin cesar en las escuelas, los medios de comunicación y los círculos intelectuales– explica que la patología social está causada por la pobreza y la opresión. Pero, en ambos países –y en otros–, después de que el estado de bienestar ofreciera una mejora de la calidad de vida de las personas de rentas bajas, la degeneración social que en teoría debería haber reducido ha aumentado hasta alcanzar unos niveles aún más elevados”.

“Todo cambiaría con el triunfo de la nueva visión social en los años sesenta, según la cual todo orden moral se describía como una farsa, amañado en contra de la gente normal y a favor de los privilegiados. Esta deslegitimación de los principios morales y legales no estaba restringida a los demagogos situados en los extremos del espectro ideológico. Se convirtió en la visión predominante entre la intelectualidad, tanto en los medios de comunicación como en las universidades”.

“Sin embargo, por más que la visión social predominante haya tenido como objetivo la creación de una sociedad que actúa como una familia que alimenta y protege a sus miembros, lo que en realidad ha conseguido es sustituir las obligaciones recíprocas entre los miembros de cualquier familia por unos subsidios unilaterales e incondicionados propios del estado de bienestar, que aparecen recogidos como un derecho y un privilegio legal; lo cual libera al receptor de cualquier deber recíproco, o incluso de la menor demostración de honradez y decencia”.

“Las consecuencias reales de una visión social no pueden valorarse en función de sus buenas intenciones, y ni siquiera de su verosimilitud. El verdadero examen consiste en ver lo que ha ocurrido cuando se ha aplicado esa visión, y cuáles son las implicaciones de sus consecuencias sociales”.

Comentarios

© Juan Abreu, 2006-2019