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Viernes, 31 de enero de 2025
“Durante siglos, las élites intelectuales que luchan por sus objetivos ideológicos han visto en los niños un blanco especial para sus mensajes. Ya en el siglo XVIII, William Godwin dijo que los niños –los niños de los demás– «son una especie de materia prima que ponemos en nuestras manos». Sus mentes «son como una hoja de papel en blanco». Esta perspectiva de enseñar a los hijos de otras personas como una oportunidad de oro para que los intelectuales moldeen la sociedad, controlando lo que se inscribe en estas mentes presuntamente en blanco, ha sido un rasgo clave de las cruzadas sociales para moldear el mundo según las ideas preconcebidas de las élites intelectuales, que se ven a sí mismas como poseedoras clave del conocimiento relevante”.
“Esta concepción del papel educativo de las élites intelectuales también caracterizó a la era progresista, tanto a principios como a finales del siglo XX, y continúa en la actualidad. Antes de que Woodrow Wilson, icono de la era progresista, llegara a la presidencia de los Estados Unidos, fue rector de la Universidad de Princeton. Consideraba que su papel como educador consistía en «hacer que los jóvenes caballeros de la nueva generación fueran lo menos parecidos posible a sus padres». No se sabe quién le dio semejante mandato, ni siquiera si los padres tolerarían, y mucho menos pagarían, semejante usurpación de su papel si lo supieran”.
“Resulta curioso que muchas élites intelectuales, tanto en aquel entonces como ahora, parezcan creer que promueven una sociedad más democrática cuando se entrometen en las decisiones de otras personas. Su concepción de la democracia parece ser la igualación de los resultados, a cargo de las élites intelectuales. Esto otorgaría beneficios a los menos afortunados a expensas de quienes estos decidores sustitutos consideran menos merecedores. Esto difiere mucho de la democracia como sistema político, basado en elecciones libres por parte de los votantes para decidir qué leyes y políticas quieren poner al frente del gobierno para administrar esas leyes y políticas”.
Sigo con Sowell.
Leyendo a Sowell se entiende mucho mejor la suplantación de la democracia por la ingeniería social que prima hoy en España. También la ideologización de la escuela y el pensamiento grupal y voto rebaño de muchos de sus ciudadanos. Cuarenta años de educación sesgada hacia la izquierda nos contemplan.