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Lunes, 27 de enero de 2025

“A veces me pregunto por qué no me gusta Proust. Es la atmósfera de chaqué y de salto de cama de su obra lo que me eriza tanto; jamás sale de su medio, ni por un breve instante. Ese mártir conoció la muerte y el sufrimiento, y las trampas de la vida, pero, por lo que respecta a la belleza y el encanto, no supo liberarse. (…) Su profundidad, su agudeza, sus análisis, todo eso funciona bastante bien. Pero sus éxtasis, sus encantos, sus seducciones tienen un tufillo a instituto de belleza y a alcoba, poseen algo enfermizo y de salón, son «delicados».”

Qué grande Gombrowicz.

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© Juan Abreu, 2006-2019