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Sábado, 11 de enero de 2025

Por desgracia, Lançon es dado a los circunloquios, digresiones, rodeos sentimentales, y a las psicologerías, lo que esponja y literaturiza (léase debilita) su prosa. Esto dificulta (al menos a mí) el flujo de la historia, que acumula grasa y se alarga innecesariamente. Creo que una experiencia de tan extrema naturaleza debe exponerse como un hueso lúcido, de manera limpia y despiadada. Estoy leyendo su libro con interés (y un poco de exasperación) por tratarse de lo que se trata. Pero.

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© Juan Abreu, 2006-2019