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Lunes, 6 de enero de 2025

En la isla pavorosa, antes de que nos liberaran, los Reyes Magos nos traían juguetes. Éramos una familia muy pobre, pero los Reyes Magos acudían puntuales. Hay varias fotos mías por ahí vestido de vaquero con polainas y un formidable Colt reluciente en su cartuchera. Todo eso acabó cuando nos liberaron. La llamada liberación no es, a veces, lo que dicen. En ocasiones, no es más que impuesta miseria y vulgaridad. Después que nos liberaron racionaron todo, también los juguetes, y mi madre tenía que dormir en la tienda (era importante ser de los primeros en la cola, porque los juguetes se acababan enseguida) donde decían, que iban a “venir” juguetes. Venir, así se decía. ¿Vinieron lo juguetes? Hasta que, cuando la liberación se consolidó, dejaron de “venir” completamente y hasta el Día de Reyes se convirtió en el día en que los libertadores asaltaron un cuartel en Santiago de Cuba (un lugar espantoso).

El llanto de mi madre por no poder comprar una muñeca a mi hermana porque se habían terminado antes de llegar su turno en la cola, bastan para que odie a toda la chusma revolucionaria y libertadora cubana mientras viva y si hubiera algo después, toda la Eternidad.


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