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Viernes, 29 de noviembre de 2024
Tengo que haber leído, durante mis años juveniles de desaforado lector, a Lévy-Strauss, sus Tristes trópicos como mínimo, pero lo he olvidado completamente. Menos mal. Ahora, gracias a Sebreli, me pongo a salvo de (ni siquiera por truculencias el azar), volver a leer sus chorradas respecto a “oponer a los derechos humanos la soberanía de las identidades nacionales o étnicas”. Sobre la nobleza del salvajismo, la pobreza y el “retorno a lo natural”. Qué grotesca y siniestra manía la de los intelectuales culogordos franceses y europeos en general de sacralizar el tribalismo. No es de extrañar que terminasen inventando el fascismo, el nazismo y el comunismo, que son, a fin de cuentas, formas de religión tribal.