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Viernes, 22 de noviembre de 2024
En El hombre que mató a Liberty Valance, qué lacerante la transformación del recto y apasionado abogado (Stodard). Quien en su juventud fue limpio y real, regresa como un político trillado y presuntuoso. Y más lacerante aún, si cabe, es el triste destino de la voluble Hallie que al volver, comparada con la joven vivaz que pretendía Doniphon, es poco más que una presencia fantasmagórica. Pero, amén de esto, lo que más disfruto de esta obra maestra de John Ford es que aclara, de la manera más definitiva, que la palabra (Stoddard), es inútil a la hora de enfrentar el Mal (Valance). Sólo las armas pueden hacerlo (Doniphon).