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Sábado, 5 de octubre de 2024
“Hace más de un siglo, una estufa encendida aniquiló en un instante lo que el tiempo hubiera tardado en consumir, incluso con no poca dificultad, cientos de años: la segunda parte de Las almas muertas de Gogol”.
“La pérdida de las tragedias antiguas nada tiene en común con ese velo de olvido mediante el cual el tiempo envuelve lentamente, hasta sepultarlas por completo, la mayoría de las creaciones de la mente humana. El proceso de selección, ya sea bajo su genuina hechura multisecular, ya en forma de accidente, como en el caso de la estufa de Gogol, el ardor de cuya llama suplió a miles de polémicas, estudios y simposios futuros, no guarda relación alguna con la cuestión esquílea. Nunca tuvo lugar una selección de las tragedias. El salvamento de una pequeña parte de ellas sólo se produjo por azar. De modo que no fue la pérdida lo casual, sino la salvación”.
Sigo con Kadaré.