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Viernes, 4 de octubre de 2024

“El panorama que se ofrecía a su vista era completamente distinto del que nosotros llegamos a imaginar. El espacio debería de parecer más amplio por la sencilla razón de que había menos gente. Y menos aún eran los hombres libres. Los templos eran igualmente escasos en comparación con el gran número de monótonas edificaciones. Más por aquel espacio en apariencia vacío según nuestra percepción, vagaban ciclones de pensamiento y de fantasía hasta entonces nunca conocidos”.

“Aquel hombre de aspecto común y corriente, de pelo escaso según nos lo presentan las esculturas, era una de esas máquinas que producían ondas de pensamiento y delirio creador que habrían de recorrer de extremo a extremo durante milenios este planeta llamado Tierra. Pero, en su tiempo, por consciente que fuera de su propia talla, ni él ni ningún otro podían prever con exactitud sus verdaderas dimensiones”.

Comienzo al fin el Esquilo de Kadaré. Qué gozo. Leyéndolo, he pensado que tal vez lo único que en verdad hay que leer es a Homero y a sus hijos los trágicos griegos. Comparado con ellos, todo lo demás es ruido y farfolla.

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© Juan Abreu, 2006-2019