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Sábado, 14 de septiembre de 2024

“Vio su patria por dos veces amenazada y después salvada, y finalmente triunfante. Y es de los que lucharon por esta victoria. En 490 a.C. combatía en Maratón (al igual, por otra parte, que un hermano suyo, cuyo heroísmo menciona Herodoto). En 480 a.C., cuando ya tenía cuarenta y cinco años, combatía en Salamina mientras que Atenas era evacuada, ocupada e incendiada”.

“Es fácilmente comprensible que una aventura tal marcase a un hombre de por vida. Y la obra de Esquilo nos ofrece abundantes pruebas. Por lo demás, sucede que tenemos un epitafio, que se le atribuye y bien podría ser suyo, en el que la gloria de haber combatido contra el invasor bárbaro parece ser el principal honor que reivindica el poeta. Dice, en efecto: «De su eximio valor hablarán Maratón y su bosque y el cabelludo medo, que le conocen bien».


Ahora, al fin, entiendo por qué Esquilo ha sido siempre, de los trágicos griegos, mi favorito.

Sigo con Romilly


La gran farsa

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© Juan Abreu, 2006-2019