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Sábado, 24 de agosto de 2024
Leo que hay un vasco, tenía que ser, compitiendo en Finlandia, tenía que ser, en el Campeonato Mundial de Tree–Hugging (Abrazaárboles). Lean el artículo y abandonen toda esperanza: la Civilización Occidental llega a su fin. Los africanos y los musulmanes invadiéndonos y nosotros abrazando árboles.
Al margen de eso, si yo fuera hasta Laponia (pero ni bajo amenaza de muerte iría yo a Laponia) ganaría ese concurso. Tengo experiencia en establecer con árboles la mayor más completa y espiritual de las relaciones. Admito que con un árbol de tronco duro de la Laponia resultaría algo más complicado, pero no imposible; algo se me ocurriría. Allá en mi juventud pavorosa abríamos un agujero en el tronco de un plátano o banano y metíamos el pito en busca de placer sexual; ¿y no es indiscutible que esto constituye un tipo de compenetración y hermandad entre hombre y árbol mucho mayor y completa que la obtenida si te limitas a abrazar el árbol?
Y el que diga lo contrario es un ignorante, un magufo, un perroflauta y un clásico mamalón blanco occidental suicida.