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Miércoles, 21 de agosto de 2024
Notas nórdicas.
Tetas, chochos y culos femeninos deberían ser considerados bienes preventivos para los hombres heterosexuales.
Durante toda la estancia en Estocolmo percibo una enorme falta de virilidad. Es algo ambiental.
En Suecia al menos en esta zona donde estoy la comida es espantosa la comida nacional por así decir y debe serlo porque en todos los restaurantes puedes ver a gente comiéndola es el puré de patata con albóndigas. Lo probé, naturalmente. Muy malo. Hasta mi querido Espada hace mejores albóndigas. También comen salmón. Me gusta el salmón. Pero aquí lo hacen de tal forma que lo convierten en algo incomible. También me hablaron de un pescado que es una exquisitez, dicen, pero infortunadamente desprende un hedor tan fuerte que hay que meterlo debajo del agua para poder prepararlo con fines culinarios sin morir de asco. Dije que no.
El zumo de naranja del hotel sabía tan mal que le dije a Martica: “culos me he comido yo que sabían mejor”. Supongo que lo hacen para salvar el planeta o algo por el estilo.
Sobre las mujeres suecas se ha exagerado mucho. Los españoles sobre todo. Pero. Qué saben los españoles de mujeres. En general, culos esmirriados. Eso, las altas. Cierto que a veces te encuentras una diosa vikinga que te deja petrificado. Pero esas diosas se follan a dioses, o a diosas, como ellas. No follan con gente del pueblo llano como yo. Así que.
Si oyes a suecos hablando en sueco cinco minutos te dará dolor de cabeza. Si pasas de cinco minutos posiblemente sufras un derrame cerebral.
Las cervezas formidables, eso sí.