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Jueves, 4 de julio de 2024

“La esclavización del siervo borra los pensamientos rebeldes. El adoctrinamiento, en cambio, inocula en el hombre la voluntad de otro. El cerebro está taponado con decorados conceptuales móviles, fragmentos de palabras, formulas, consignas. Fuertes sentimientos se hallan vinculados a sólidas cadenas de asociaciones. Basta pronunciar la consigna para desencadenar una secuencia formal estereotípica. La nación, el partido, el líder, el progreso, la solidaridad, la justicia, el archienemigo o el rival, todas esas imaginaciones están asociadas a poderosos afectos y estereotipos. La figura dominante es siempre clarividente, grandiosa, decidida, amable, aunque pertenezca a otro universo. El enemigo es siempre sucio, asqueroso, amenazador, taimado, cruel. El lacayo de pensamientos ajenos carece de fantasía y no puede imaginar alternativas”.

Hay que leer a Sofsky.

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© Juan Abreu, 2006-2019