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Lunes, 17 de junio de 2024
Hace más de veinte años describí con la mayor precisión al superfan en mi novela Orlán Veinticinco (Mondadori 2003). Años después, Orlán pasó a ser la segunda parte de mi trilogía futurista El gen de Dios. Y hace unos días, veo en el diario que la sociedad y la realidad nos han alcanzado (a mí y a mi libro) y que el prototipo de humano nacido en mi novela hace más de dos décadas, ya existe. Cierto que en una versión tosca y primitiva, pero existe.
No sé si debo sentirme halagado.