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Lunes, 27 de mayo de 2024

La Independencia y la Soberanía son dos de las supersticiones más callosas y siniestras del llamado Pueblo. Que es otra superstición funesta, sólo existen los individuos, las personas una a una. Lo colectivo es una trampa totalitaria. Creo recordar que fue Ernesto Sábato quien dijo, con la mayor sensatez, que no le importaba la felicidad de todos los hombres sino la de cada uno. La Independencia y la Soberanía suelen ser en verdad el hábitat ideal de todo tipo de farsantes, maleantes, ladrones y canallas. Lo mismo sucede con la tan manoseada Dignidad. Que, como es obvio, es un asunto personal. Cuando un líder o gobernante de cualquier tipo te arroje a la cara lo de la Dignidad (del Partido, el País o del llamado Pueblo), esa será la prueba definitiva de que estás en presencia de un bobo solemne, que son los peores, o de un peligroso demagogo del que hay que desconfiar. O ambas cosas.

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© Juan Abreu, 2006-2019