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Viernes, 5 de enero de 2024
Qué gran cerebro el de Janet Malcolm. Terminando su libro sobre la poeta Plath y los Hughes, encuentro esto que, con la mayor seguridad, interesará a nuestro Espada.
“En una obra que no sea de ficción casi nunca sabemos lo que pasó. El ideal de la información sin mediaciones habitualmente sólo lo consigue la ficción, donde el escritor informa fehacientemente de lo que le pasa por la imaginación. Cuando James narra en La copa dorada que el príncipe y Charlotte se acuestan juntos, no tenemos motivos para dudar de él o preguntar si Maggie está “sobreactuando” ante lo que ve. El de James es un relato auténtico. Los hechos de la literatura de imaginación son tan duros como la piedra a la que el doctor Johnson dio una patada. Siempre debemos aceptar la palabra del novelista, la del dramaturgo y la del poeta, igual que siempre tenemos libertad para dudar de la del biógrafo, la del autobiógrafo, la del historiador y la del periodista. En la literatura de imaginación estamos limitados en lo que se refiere a la consideración de argumentos alternativos; no los hay. Así es como es. Sólo en la no–ficción permanece abierta la cuestión de lo que pasó y de lo que pensaba y sentía la gente”.