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Lunes, 18 de diciembre de 2023

Voy al oculista. Cada día que pasa veo menos. En tren, por lo de la dilatación de pupilas y eso. Odio el tren, mucha gente. Me rodean una hija que habla por teléfono con su madre endavant endavant dice qué horror y una lesbiana inglesa que intenta conquistar a una jovenzuela de dientes equinos. La lesbiana, algo mayor y corte de pelo entre mujer abertzale (las más feas del mundo) y camionero desesperado. Las dos tienen una argolla en la nariz como las que ponen a las vacas e imagino enseguida que durante un morreo apasionado se enganchan por las argollas y tienen que llamar a un herrero para que las desenganche. Se me pone morcillona. Reinaldo decía que lo malo de conocer varios idiomas es que entendías ¡en varios idiomas! las estupideces que habla la gente. En el vagón del tren un anuncio del Cirque du Soleil: la primera vez que los vi me parecieron fabulosos, la segunda un montón de chinos dando brincos. Así es mi cerebro.

El doctor, que tengo cataratas en ambos ojos. No hay otro remedio que operar, dice. Bueno. He de ponerme en manos de la ciencia.

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© Juan Abreu, 2006-2019