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Sábado, 16 de diciembre de 2023
Me acuesto muy tarde casi a las tres pajilla incluida y sueño que Alejo Carpentier me quiere tocar el pito y echo a correr aterrado y llego a un bosque y me siento al borde de un camino bordeado de olmos y me pongo a beber vino con una muchacha de pétreas tetas y mientras estamos allí sentados yo sin despegar un instante mis ojos de sus tetas pasa un grupo de vacas y la que va en cabeza es Neruda o tal vez Nicolás Guillén o Alberti o Vázquez Montalbán no es fácil distinguir una de otra a ese tipo de vaca. Termino el libro de Shepard y es bastante menos de lo que me hubiera gustado. Y ya voy por la mitad del de Janet Malcolm que hasta donde voy también es bastante menos de lo que me gustaría. Cuando lo termine, me espera El dios que fracasó que todo parece indicar que es uno de esos libros que se mantienen firmes. A ver.