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Jueves, 26 de octubre de 2023

Mi gato negro es flaco y feo y resulta cómico verlo caminar porque va como bailando tiene los huesos de la cadera deformes, de nacimiento, dijo el veterinario. Desde que murió mi gato amarillo, que hoy caza veloz y letal en las vastas praderas de la muerte a la espera de mi llegada, el gato negro se ha hecho cada vez más cariñoso y ha perfeccionado sus maullidos de forma asombrosa. Tiene maullidos específicos para pedir comida, llamarme, suplicar que le deje entrar a la casa, solicitar caricias, anunciar su llegada, o que le abra la ventana para salir al jardín. Mi gato amarillo tenía un porte imponente, real, aristocrático, a pesar de su humilde procedencia, mi gato negro es lo contrario, es un animal completamente arrabalero, como yo.

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© Juan Abreu, 2006-2019