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Viernes, 6 de octubre de 2023
Estoy pensando en hacerme maricón. No soporto más la lloradera anti hombre de las chochócratas. Lloradera omnipresente y constante, de la que es imposible escapar. Sé que es una reacción excesiva de mi parte, pero como ya estoy casi retirado sexualmente. Casi. Tampoco es que me vaya a pasar el tiempo en bares de maricones ni nada por el estilo. Pero. No soporto más este victimismo mujeril, oportunista y ramplón.
Un poco de respeto, chochócratas de pago y hordas subnormales femeninas y masculinas que les sirven de caja de resonancia a sus ofendidos lloriqueos. Un poco de respeto, y de agradecimiento. Quién las protegió durante milenios, desde el mismo nacimiento de la especie, de las fieras de todo tipo. ¿Quién las alimentó y cuidó, no como a seres humanos iguales, sino como a seres superiores? A ver, digamos lo indecible, que para eso estamos: si por arte de magia, como se dice, los hombres, de súbito, desaparecieran de la faz de la tierra, las mujeres se extinguirían. No sé en otros países, pero en Europa, seguro. En pocos años el llamado estado de bienestar desaparecería, consecuencia lógica de la extinción de la pieza fundamental de la maquina productiva, tecnológica y civilizatoria: el hombre.
Aunque, pensándolo bien, tal vez nacería una sociedad dirigida por lesbianas machorras, es decir por lesbianas remedos de los hombres. Irónico, ¿no? ¡Tanto quejarse de los hombres para terminar en manos de aspirantes a hombres! No descarto esa posibilidad.