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Viernes, 29 de septiembre de 2023
Ningún autócrata consigue, en una sociedad democrática, acaparar el poder e imponerse sin la colaboración de los gobernados. Sin que, antes de dar el golpe definitivo a la libertad y la democracia, envilezca, embrutezca y corrompa a los gobernados. En verdad, el autócrata no triunfa hasta que no consigue una simbiosis de degradación ciudadana y moral, total o suficiente, con los gobernados.
Así Sánchez. Así España.