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Jueves, 21 de septiembre de 2023
Ya la cosa no tiene remedio (a no ser que intervenga el Rey, Jefe Supremo del Ejército). Pero. Alguien tiene que decirlo, las jerigonzas regionales no son una riqueza, como repiten todos, de un bando y del otro, como papagayos descabezados. No son una riqueza. Son y han sido siempre un obstáculo para la civilización y el progreso. La civilización es un alejamiento de la tribu y sus rituales reaccionarios, rurales y, a fin de cuentas, fascistas. Todo nacionalismo, todo fascismo es en el fondo, un agujero negro tribal. Las tribus (y esto incluye sus jerigonzas y parafernalia adjunta: las famosas tradiciones) son un socavón en la apolínea calzada romana. Son un atraso, una rémora, una potala, y un grano en el culo (por decirlo en popular) del cuerpo civilizatorio.
El problema de España es que el socavón tribal es ya tan grande que se tragará a toda España (el único país que hay en España).