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Miércoles, 6 de septiembre de 2023
Termino de revisar el tercer volumen de mis emanaciones. Y. Como me siento magnánimo, quiero compartir con ustedes mi método. Será útil a cualquier escritor, ya sea bisoño o experimentado. En especial, a muchos escritores españoles conocidos, y hasta famosos. Lo de la literatura española contemporánea deja mucho que desear.
“Se dice que escribir es muy difícil. No sé. Yo tengo un método infalible. Anoten. Se escribe el texto lo más rápidamente posible, tratando de decir lo que uno quiere decir de la manera más clara, simple y directa posible. Procuren no extenderse. No hay que decir nunca en cuatro párrafos lo que se puede decir en dos. El segundo párrafo es el principio del fin. Tampoco se metan en intelectualidades, un intelectual es una cosa y un escritor otra. Conseguido el primer texto, se procede a la poda. Hay que usar unas tijeras grandes de muelle, de las de jardín. Una vez podado se lee el texto por si hubieran quedado trompicones producto de los tijeretazos. Si los tuviera, que es lo más probable, con unas tijeras más pequeñas una de cocina o hasta de cortarse las uñas, o con una lima de carpintero, eliminar los trompicones. A continuación, hay que raspar el texto con un cepillo metálico. Hágase enérgicamente. Concluido el raspado, pásese al texto la liendrera. Es muy importante que no quede ningún piojo literario. Acto seguido, pase un cepillo corriente por el texto para que el cabello muerto, si lo hubiera, se desprenda. Por último, se coloca el texto en un lugar aireado, y se escucha. Este es el momento crucial de la escritura, del arte de escribir. Si el texto en cuestión no contiene al menos una porción mínima de música (no confundir música con lirismo, esa mamalonería), hemos fracasado. Y hay que arrojar el texto a la basura, nunca a la papelera. Y comenzar de nuevo.