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Jueves, 27 de julio de 2023
Es un buen momento, creo, para hablar de la mansedumbre española. Los patriotas nacionalistas vascos los mataron en las calles como a animales enfermos (ser español para esta gente es una enfermedad), y durante décadas los vejaron y despreciaron (y continúan haciéndolo). Amén de discriminar (así los catalanes), el gran idioma español, mientras construían sus feudos antiespañoles con el dinero de los españoles, se asignaban grandes sueldos (muchos de estos gobernadores ganan más que el presidente de España), prebendas y retiros de lujo, mientras se dedicaban y dedican, hoy más que nunca, gracias al traidor PSOE a destruir España. A adoctrinar a los niños españoles, y a chantajear a los ciudadanos libres e iguales en nombre de la superioridad racial (que ellos denominan identidad) y en nombre de derechos históricos y forales y otros montones de mierda. Montones de mierda como los de ¡nuestra sagrada y propia bandera! y el ¡nosotros y ellos!
La mansedumbre española lo soporta todo. Y no sólo lo soporta sino que lo paga. La solución para los gobiernos españoles (sería injusto decir aquí los españoles, aunque también, claro) siempre ha sido dar más dinero y más competencias a los sediciosos y a los traidores. Mucho dinero, especialmente a los vascos para que dejaran de matar y a los catalanes para que los dejaran gobernar España. ¿Puede alguien imaginar algo más abyecto? En vez de suspender las autonomías, endurecer las leyes, y meter en la cárcel a los traidores, intentaron siempre y aún intentan, comprar con prebendas, dinero y concesiones a los asesinos y a los antiespañoles sediciosos y traidores en general. Lo que significa premiarlos, como resulta evidente.
A mi sucio cerebro le cuesta imaginar algo más sucio.