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Lunes, 17 de julio de 2023
Leo en el diario El Mundo una apología del oscurantismo, la drogadicción, la barbarie, la superchería y la basura esotérica. Me sorprende un poco, la verdad. Ya sabemos que en verano los diarios se tornan especialmente bobos y papilla para tontos. Pero.
El panegírico lo escribe Antonio Lucas con esa prosa grotesca, amelcochada, ridícula, gimiente, falsaria y llorona que lo caracteriza. Y todo, varias páginas completas del diario, porque un grupo de adictos se reúne a beber un brebaje cuyo mérito es que fue ingerido hace mil años por tribus que sacrificaban hombres, mujeres y niños a un dios sin huesos y solían deformase el cráneo y poner asas a cabezas momificadas.
De hecho, no se sabe lo que se beben las víctimas de la apología de las drogas ¡y de lo indígena!, que describe tan románticamente Lucas. El chamán (“aliña la receta”, dice tranquilamente el poeta Lucas). A saber lo que habrá en ese termo. Y. Por cierto, no se dice nada de si se paga por la ceremonia. Ah, el periodismo.
Y mientras Lucas edulcora al chamán y embellece el siniestro ritual moratoria de la civilización, los discípulos del chamán sufren de cagaleras.