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Martes, 18 de abril de 2023

Mi gato negro se parece cada vez más a mi perro negro. Mi perro negro me sigue por toda la casa y se tumba a dormir sólo en lugares desde donde puede seguir mis movimientos. Si me levanto por cualquier motivo, también se levanta. Mi gato negro hasta hace poco se comportaba como los gatos, es decir practicaba la calculada indiferencia de los gatos. Salvo en las noches, cundo venía al sofá donde veo la televisión, a acurrucarse en mi regazo. Ahora mi gato negro se comporta como mi perro negro. Evita perderme de vista. Orbita a mi alrededor. No sé cómo interpretar este cambio de actitud. Aunque sospecho que tiene que ver, como todo, con la ausencia y la muerte. La ausencia y la muerte de Misu y Thai, naturalmente.

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© Juan Abreu, 2006-2019