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Sábado, 4 de marzo de 2023

Las drogas me producen un asco profundo, sólo comparable y hasta superado por la repugnancia que me provocan los drogadictos. España es uno de los países más drogatas del mundo. En España ser un drogata (uso recreativo, dicen) es glamoroso y chic. En España se glorifica la droga y se le añade su salsa rebelde para hacerla más apetecible y darle incluso un tinte moral. En canciones, novelas y películas: ¡oh Almodóvar, millones de jóvenes destruidos, envilecidos y consumidos por la drogadicción te contemplan! Los jóvenes españoles en su inmensa mayoría han consumido drogas y la consumen como si fuera una gracieta, algo prestigioso. Putos drogatas. Las drogas son asquerosas y terroríficas.Y los drogatas intelectuales citan a Escohotado, un connotado drogata, y se sienten vindicados.

Mi posición es tan radical al respecto que si de mi dependiese fusilaría o condenaría a cadena perpetua irrevocable a los traficantes de drogas. A los más grandes. Con los menores y con los despreciables camellos tal vez sería más compasivo. Diez años de trabajos forzados o destierro a una cárcel cubana.

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© Juan Abreu, 2006-2019