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Sábado, 5 de noviembre de 2022
Llega (creo) el invierno: esa sensación al despertar a salvo bajo la manta de que afuera merodean osos polares. Es de lo más agradable. Pero. Hay que levantarse. Voy a buscar café que se había acabado. No para mí, yo tomo té negro. Me achuchan y dan un besito, por lo del café. Qué vida. Desayuno. Un poco de mango, la mayor parte se la doy a las niñas, la mitad de un plátano y una mandarina. Dedeo ei diario. Santocielo. Qué atroz página dos. Sigo pasando rápido. Menos mal que hay una amorosa muy divertida y hasta lubricada cosa de Lucas Lírico sobre la novela de un Simón. Y en la última página una columna del buen Bustos sobre Olona. Tal vez tenga razón no digo que no. Pero podría ser al revés. Que el nuevo extremismo subnormal (¡pero qué le ha pasado a esa mujer ha perdido hasta sus mayestáticas tetas!) y clerical de Olona tenga el efecto contrario. Es decir que mejore a VOX, que lo empuje a la senda de una derecha civilizada una derecha inteligente sin dejar de ser contundente, que falta que hace. La izquierda no es una opción. La izquierda en España hoy por hoy (lugar común) es una forma de imbecilidad, de bajeza, de campo de exterminio para los ciudadanos españoles libres e iguales.
A ver.