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Lunes, 11 de julio de 2022

Se cumplen veinticinco años del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de patriotas vascos respetuosos de la igualdad de género (ojo a la representación femenina en el comando asesino). España ha cambiado, dicen. Pero la hermana de Miguel Ángel no se atreve a romper el indecente protocolo y denunciar en la sucia jeta de Sánchez la complicidad de Sánchez (y sus lacayos) con los asesinos de su hermano. Su hermano, sacrificado como un animal en nombre de la Patria vasca, lo merecía.

España ha cambiado y ETA derrotada, dicen, mientras los españoles vascos y no, son cada vez menos libres e iguales, y 250.000 vascos votan a ETA-Bildu, y los nacionalistas vascos (así los catalanes) son cada día más un tumor racista (Yo no soy español) clavado en el único objetivo moral de todo español: una España de ciudadanos libres e iguales.

España ha cambiado, dicen, y es cierto, en esto: antes ETA era perseguida y hoy dicta la memoria “histórica” a los ciudadanos españoles. ETA ha perdido la calle, dicen, pero sólo porque ha ganado el Gobierno.

España es hoy ante el cadáver de Miguel Ángel Blanco una indecencia profunda y una inmoralidad abisal.

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© Juan Abreu, 2006-2019