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Viernes, 3 de junio de 2022
El amigo Sergio Campos me escribió ayer y, gracias a su mensaje, me puse a repasar los libros de entrevistas de Thomas Bernhard. Mi etapa de madurez (sea eso lo que sea), lo que soy, se lo debo en gran medida al maestro austriaco. El año pasado lo visité en un cementerio de Viena y me sentí como un hijo ante la tumba de un padre.
“La verdad es que era (Freud) una personalidad muy grande, extraordinaria. Eso no se le puede discutir. Una de las pocas y grandes personalidades que han tenido barba y, a pesar de ello, han sido grandes”.
“Eso es lo bello de mis libros, que no se describe lo bello, y por eso surge por sí mismo. Y, en el caso de los que sólo describen cosas bellas, los libros son todos feos y horribles. Así veo yo la literatura”.
“Lo deliberado nunca acierta. Lo mejor es no querer nada y hacer algo para sí mismo, en lo posible. Cuando se hace algo para los otros, se trata de una hipocresía o de un momento de debilidad”.
“Cuanto más importantes son los expertos en arte con los que uno habla, tanto más zopencos resultan al final, al acabar la conversación”.
“Sin erotismo no hay nada vivo”.
“El Estado es un conjunto ineluctablemente condenado al fracaso; el pueblo, un conjunto infaliblemente condenado a la infamia y la debilidad mental”.
“Cuando hay cien que marchan en una dirección, el centésimo tiene que ir evidentemente en la dirección opuesta. Sin preguntarse por qué”.