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Sábado, 28 de mayo de 2022

Sepan que estoy revisando el último año del segundo volumen (2015) de mis Emanaciones. Espero que se publique muy pronto y no saben, después de tan larga espera, lo feliz que me siento.

Y el martes 17 de febrero, encuentro esto de Camille Paglia, que debía grabarse en el mármol de la libertad de toda mujer española, y de todo homosexual español, sometidos hoy al envilecimiento colectivo impuesto por un grupo de chochos trepadores, de mujeristas chochocráticas, de mariquitas llorones y de lesbianas sentimentaloides.

“Ni las mujeres ni los gays deben suplicar protecciones especiales o tratamiento preferente. El circo es el reino social, separado de la naturaleza, pero formalizando ritualmente las agresiones de la naturaleza. Mi posición libertaria es la de que, siempre que no haya violencia física, la conducta sexual no puede y no debe ser legislada desde arriba, que toda intrusión de las figuras de autoridad en el sexo es totalitaria”.

“La ley definitiva del circo sexual es la responsabilidad personal y la autodefensa. Debemos estar preparados para desenvolvernos solos, sin la seguridad infantilizante de apoyos externos como los consejeros de traumas, los comités de quejas y los tribunales de leyes. Yo digo a las mujeres: meteos en el fango, en el reino de los sentidos. Luchad por vuestro territorio, hora tras hora. Aguantad los golpes como hombres. Yo exalto la personalidad pagana del deportista y del guerrero, que pertenecen a la cultura de la vergüenza más que a la cultura de la culpa, y cuya ética es el candor, la disciplina, la vigilancia y el valor”.

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© Juan Abreu, 2006-2019