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Martes, 19 de abril de 2022
Veo un pedazo de Princesas, con una Candela Peña bellísima. En una escena, tumbada, su culo desperezado y su coño soñador. Y. Siento el sacro corrientazo en el pito y lo considero, pero al final no hago nada. Después me arrepentiré, como es lógico: Todo lo que se deja de hacer hay que darlo por perdido (Aretino). Me gustan todas las Candela Peña, pero a esa Candela Peña de la película Princesas en los buenos tiempos me la hubiera comido una semana entera sin pausas para descansar la lengua ni nada. Qué mujer. Una de esas mujeres de las que quieres, no más verla, ser su gato o su perro. Una de esas mujeres que, con la piel, te dicen que has regresado al comienzo en cuando pones en su regazo la cabeza.