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Lunes, 11 de abril de 2022
(Por Semana Santa). Respeto el sentimiento religioso. No así a la Iglesia organizada. Guerras, oscurantismo, desprecio de la ciencia y la razón, hordas de pedófilos, lunáticos, conspiraciones asesinas en busca de riqueza y poder, salvajismo bendecido, fanatismo, y sobre todo la instauración del gran chantaje de la “otra vida”, chantaje mediante el cual han expoliado, robado e impuesto sus absurdas fantasías a medio mundo. Siempre con el ojo puesto en el culo de sus fieles (en cómo lo usan) ¡qué obsesión con el culo de los creyentes! y en sus bolsillos.
Y de las mujeres sometidas y humilladas mediante el dogal del pecado, segregadas y mentalmente mutiladas por el simple y natural hecho de desear, de querer vivir una vida libre y gozosa. De querer follar por placer y no para parir, en fin, qué decir.
Ya me gustaría creer en un ser superior y todo eso. Aunque, si creyera, tendría un gran problema con sus decisiones (si nos creó, es responsable de su Creación, desentenderse es una canallada). Pero se me hace imposible. Razones sobran. A mí me basta con un pabellón de niños con cáncer. La Historia de la Iglesia organizada y de sus religiones es una historia de salvajismo, guerras, abusos, masacres y horrores incontables. Hay quien cree que todo eso tiene un propósito. Yo no. Si esa creencia ayuda a la gente a soportar el peso del horror de la extinción y de la ausencia de sentido de nuestra existencia, bien. Estupendo. Me alegro. No tengo ningún problema con el sentimiento religioso. Repito. Pero. El gran problema sigue intacto, al margen de cualquier argumentación. Estamos solos y condenados. Y basta razonar un poco para hallar esa terrible evidencia.
Y otra cosa. ¡Gracias a Dios! Exclaman los creyentes cuando uno de esos niños con cáncer que mencionaba antes, logra salvarse gracias única y exclusivamente a la Razón y a la Ciencia. ¡Gracias a Dios!
Por favor, un poco de decencia.