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Viernes, 8 de abril de 2022

Que el señor (gallego primero) Feijóo no haya puesto a Cayetana Álvarez de Toledo a liderar la batalla cultural contra la extrema izquierda, y contra las fuerzas tribal-racistas catalanas y vascas, lo dice todo del PP del señor Feijóo (gallego primero). El desprecio a Álvarez de Toledo y la pusilánime retirada de la señora Ayuso, que debió aspirar a la presidencia del PP nacional y de España, son signos decisivos de la renuncia del partido PP a regenerar el partido PP.

Entre sacar al PP de su tradicional papel de escort masoquista del PSOE, o dar un vuelco decisivo a la política española, el PP ha elegido “volver al pasado”, es decir seguir de escort masoquista. Ha elegido el puterío del bipartidismo español y la corruptela institucionalizada del bipartidismo español. Y, por favor, plumillas, no empiecen a cacarear; un país donde los políticos legalizan la desigualdad mediante aforamientos y privilegios a tribus antiespañolas, mientras emputecen la Justicia, la Educación y los Medios de Comunicación, reparten sinecuras obscenas sin el menor pudor (y de por vida) a sus fieles, e invierten miles de millones del presupuesto nacional en procurarse votos cautivos, léase políticas identitarias y de género, es un país institucionalmente corrupto.

Cayetana Álvarez de Toledo debe fundar un nuevo partido y convertirlo (si alguien puede es ella, que goza de una popularidad inmensa, he sido testigo de ello estos días) en partido bisagra para quien llegue al poder. Si, con suerte, son VOX y PP, desde esa posición (como ha hecho el pujolismo catalán y el antiespañol y racista PNV durante décadas), podrá arbitrar la política española, exigiendo a ambos partidos que no vendan al ciudadano español libre e igual (como hasta ahora) al tribalismo antiespañol. Si esta mujer excepcional tiene un futuro en la política española, es ese.

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© Juan Abreu, 2006-2019