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Domingo, 27 de marzo de 2022
El señor Nuñez Feijóo está incapacitado para gobernar España. También para encabezar un PP donde existen líderes como Díaz Ayuso y Cayetana Álverez de Toledo. Feijóo es primero gallego. Ayer soltó una de esas gilipolleces tribales típicas ¡cómo no iba a querer a los vascos si tenía un hijo con un 25% al menos, de genética vasca! Pero. No se puede amar a los vascos, ni a los ucranianos, ni a los árabes, ni a los esquimales. Sólo se puede amar a los seres humanos ¡de uno en uno! Nunca en masa. Es imposible.
Es simplón hablar de amar a los vascos, y es maligno hablar de genética vasca. La política española se ha envilecido durante décadas por las concesiones a lo tribal. Hasta el punto, de que hoy su objetivo no es servir a la Nación española y a los españoles libres e iguales, sino a la ficción de una España multinacional y de genéticas varias. Lo único que hace el señor Feijóo cuando suelta esa monserga de la genética vasca es mandar el mensaje a los nacionalistas vascos de que con él en el Gobierno de España, no tienen porqué preocuparse. Toda la desigualdad institucional, toda la discriminación que sufren los ciudadanos españoles libres e iguales españoles, permanecerá intacta.
En Israel, hace unos años, conocí a ciudadanos israelíes que se declaraban primero judíos, antes que ciudadanos israelíes. La misma superstición religiosa (qué es la tribu sino una religión), el mismo oscurantismo identitario asola la España de las sectas autonómicas y no habrá solución para la decadencia española hasta que no se suprima el virus tribal y se imponga la igualdad ciudadana, española y única.
El señor Feijóo no es, resulta evidente, la persona indicada para sacar a España del estercolero de desiguadad y xenofobia en el que se halla, y conducirla con mano firme a las soleadas, fértiles y apolíneas praderas de la ciudadanía.