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Viernes, 25 de marzo de 2022
Encuentro un reportaje que procede del Archivo Histórico de Revistas Argentinas. Se titula Esther Vilar, La Vergüenza Nacional, así, en mayúsculas. Y en cuanto lo veo, comprendo que como escritor he logrado poco o nada, que si el país donde naciste no te dedica un titular como ese no eres nadie como escritor. Al margen de que no comparta algunas de sus opiniones (otras sí), a medida que leo sus libros (ahora estoy con Modelo para un nuevo machismo) aumenta mi admiración (y mi envidia) por esta mujer. No por su escritura, que carece, creo, de luz subterránea y hueso lúcido. Por su inmenso coraje. Porque alcanzó lo que para mí es el máximo, el más prestigioso galardón que puede otorgar a un escritor su país: considerarlo una vergüenza nacional.