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Sábado, 19 de marzo de 2022
Acabo de pagar 150 euros por llenar el tanque de gasolina. En tiempos normales, digamos, me costaba entre sesenta y setenta euros. Hará cosa de veinte días: 100 euros. Esto no tiene que ver nada con el gas ruso ni con la guerra rusa en Ucrania. Tiene que ver con los impuestos criminales del gobierno español, del puto Sánchez (como le llamamos en casa) y su horda de ministros analfabetos y del ejército de parásitos comunistas populistas chavistas y mujeristas que alimenta. Lo primero que debe hacer un gobierno con aspiraciones autoritarias es crear una nueva clase que deba su enriquecimiento no al trabajo o el talento, sino a la sumisión al Líder. Así Sánchez. Hoy mismo el puto Sánchez podría rebajar el precio de la gasolina en España a la mitad, y seguiría ganando dinero para despilfarrar en estructuras chochocráticas y en comprar sumisión mediática. Pero sabe que los españoles aceptan cualquier abuso y cualquier humillación, siempre que se las propine la izquierda.
Lo único esperanzador, por el momento, es la huelga de camioneros independientes, independientes de las mafias sindicales del puto Sánchez. Ojalá logren paralizar el país. Y de paso tal vez consigan, si se acaba la comida y aumenta aún más el precio de la vida, adecentar un poco a la izquierda española cuya moral está directamente relacionada con el estómago y en consecuencia con sus gordos, estúpidos y reaccionarios culos.