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Jueves, 10 de marzo de 2022
“Inmerso en la multitud ondulante, me sentía un poco como los marineros de Odiseo: ¡cuántas sirenas tentadoras en esas caras amistosas, que se agolpaban a mi alrededor y me salían al encuentro! Tal vez no sería difícil echársele a esa gente al cuello y decir: soy suyo y siempre lo he sido. Pero ¡cuidado! ¡No te dejes comprar con la simpatía! No permitas que te derritan esos sentimentalismos insulsos y una dulce alianza con la masa, en la que tanta literatura polaca se ha ahogado. ¡Sé siempre extraño! Sé desganado, desconfiado, lúcido, agudo y exótico. ¡Resiste muchacho! ¡No te dejes domesticar por los tuyos, no te dejes asimilar! Tu lugar no está entre ellos, sino fuera de ellos, eres como la cuerda con la que juegan los niños: hay que tirarla hacia adelante para poder saltar por encima de ella!.
Witold Gombrowicz
Termino de leer: Molde roto (Una conversación con flamencos) de Arcadi Espada y Antonio España; Asesinato en Amsterdam de Ian Buruma; La peste blanca de Karel Capek; Undula de Bruno Schulz, La pandemia de Nicolás Abreu Felippe y Políticamente indeseable de Cayetana Álvarez de Toledo. Continúo leyendo el Diario de Gombrowicz y El ingenio de los pájaros: de Jennifer Ackerman. Comienzo a leer El dilema humano de David Benatar y El varón domado de Esther Vilar.