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Miércoles, 23 de febrero de 2022
Mi querida Cayetana se ha convertido en la líder intelectual indiscutible del PP. Ella ha presidido la batalla moral e ideológica contra la impúdica cúpula del partido. Sus armas eran la brillantez de sus argumentos y la profundidad y precisión de sus estocadas dialécticas. Fue la primera en pedir con claridad y contundencia la renuncia de Pablo Casado y su corte, y la refundación del partido. Y fue su libro lo que dio inicio a la Operación Limpieza en la cúpula del PP. Me ha admirado estos días su carácter nítido pero implacable y su inclemente plan de ataque. Un político que carezca de ese carácter implacable no vale para nada.
Pero. Ayer escuché a Cayetana excluirse de la aspiración a dirigir el PP y postularse, llegado el momento, a la presidencia del Gobierno. Ayuso también se ha excluido. Dejan así el camino expedito al galleguista Feijóo, prototipo del cacique tribal heredero de figuras tan turbias e inmorales como Manuel Fraga o Jordi Pujol. Mi amigo Ferrer me decía hoy, que tal vez sea una calculada maniobra que persigue que Feijóo despeje la humareda y ponga orden en la barahúnda, para luego presentar la candidatura de Ayuso o Cayetana, llegada la hora del Congreso. Ellas son las únicas figuras del PP de las que puede esperarse una agenda que ponga en primer plano la libertad y la igualdad de los españoles, y la lucha frontal contra el sanchismo y la ultraizquierda. Las únicas, creo, de las que puede esperarse que Libres e Iguales sea algo más que un slogan. Ojalá Ferrer tenga razón. Que la mujer mas carismática que tiene la política española y la mujer intelectualmente más poderosa de la política española, cedan el paso a un cacique provinciano y baron (cuánto ridículo, santocielo), que encarna todos los vicios que han llevado al PP y a España al estercolero moral en que se halla, no me parece la mejor manera de avanzar hacia una España diferente, nueva, una España de verdaderos ciudadanos libres e iguales.