4912
Sábado, 5 de febrero de 2022
Eros y política (Pablo Fernández)
El señor Pablo Fernández tiene pinta de hippie cubano (hippie komsomol) de los años setenta (cuando todavía había cubanos altos), que al final resultaban ser agentes del DSE*. Llama la atención de este tipo de hippie el pelo y las barbas, que parecen estar siempre mugrientas (suciedad interior que rezuma, sospecho). Esta inmundicia pilosa es compartida por otros komsomoles del partido Podemos, y por miembros de otros grupos políticos de impronta vertedero, quiero decir tribales o de ultraizquierda.
Eróticamente, la altura del señor Fernández lo beneficia mucho, y los ojos claros (aderezados con un leve estrabismo) que son un incentivo, a pesar del negrismo que aqueja nuestra época. Por otro lado, están los incisivos inferiores laterales y centrales del señor Fernández, de franco carácter equino. Eso tiene un mercado. Y sospecho que su bigote cumple el propósito de ocultar unos incisivos laterales y centrales superiores igualmente equinos (dientes de caballo, que decíamos en la isla pavorosa). De ser cierta esta sospecha, el señor Fernández tendría, como he dicho, un mercado erótico considerable. Desconozco el motivo, a pesar de mis años dedicados al tema, pero está comprobado que unos dientazos evocan poderío sexual. Y esto afecta a hombres y mujeres. Los seres humanos son muy raros.
El señor Fernández trae a la política española el hippie komsomol estilo cubano que al final resulta ser agente del DSE, los incisivos centrales y laterales equinos que tan lascivos resultan para algunos, y trae la suciedad interior que rezuman por el pelo y las barbas los hippies komsomoles de los partidos vertedero, es decir tribales o de ultraizquierda.
*Departamento de Seguridad del Estado.